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🥀  ⟆࣪  Pregunta

El frío azotó su rostro con fuerza haciéndole cerrar los ojos, pasaron tres meses desde la llegada de la pianista y el helado invierno había llegado a la academia de la esperanza.

Lo más emocionante del año para la mayoría de los salones del curso principal se acercaba, el evento de exhibición de invierno, luego de esto las esperadas vacaciones de invierno.

Shuichi charlaba animadamente con su pequeño circulo de amigos; Kaito y Maki, a los cuales a veces se unía Kokichi para molestar al astronauta con cosas como "Marcos yo confíe en ti ¡¿Por qué me dejaste?!".

Miu estaba absorta en sus pensamientos con el ceño fruncido, «¡¿Desde cuándo me parezco a un maldito conejo?!» esa pregunta rondaba por su cabeza todo el tiempo, ella podía ser de todo menos un conejo. ¿Qué le vio la pianista para pensar que ella era un conejo? Las ganas de preguntarselo aumentaban con el tiempo pero Miu era una chica muy orgullosa y nunca preguntaría algo tan estúpido a su ¿amiga? no tenía claro que era Kaede, por ahora seguiría siendo «Idiotatsu».

Miu se quedó observando fulminante intentando disimular de manera pésima. Veía a Kaede un tiempo y desviaba su vista a cualquier lugar aleatorio repitiendo la acción varias veces.

Kokichi, quien se sentaba por una malvada casualidad al lado de Kaede notó estas miradas y pasó de dibujar en la silla a formar una sádica sonrisa en su rostro.

ー¿Por qué me miras tanto Miu? ¿Acaso te gusto?ーpreguntó el chico divertido, sabiendo claramente que no era a él a quien estaba observando.

ー¡Alguien tan odioso como un hombre degenerado no podría gustarle a Miu!ーexclamó Tenko desde la otra punta del salón saliendo abruptamente de su silla haciéndola caer.

ー¡Lo que dijo esa con tetas grandes!ーdijo Miu con expresión de desagrado.

ー¿Acaso quieren las risas cliché al final de cada frase para que sepan que es un chiste?ーbufó Kokichi con exagerado estrés.

Kaede rió suavemente ante la divertida situación llamando la atención de Miu, la cual desvío la mirada con una expresión de desprecio que camuflaba su sonrojo. A la maravillosa Miu Iruma le había llamado la atención alguien de manera romántica y no lo sabía, o no quería admitirlo.

Cuando llegó a su casa suspiró de manera pesada y abrió la puerta para encontrarse con el desorden generado por sus padres que constantemente peleaban por pequeñeces. Tomó una botella de alcohol vacía que había en el suelo y la arrojó fuera de su camino.

ー¡Ya llegué viejos moribundos!ーgritó la chica mientras se dirigía a su habitación a paso rápido, no quería un regaño de sus padres por el simple hecho de existir. «¡Esos ancianos no saben de lo que se pierden al dejarme de lado!» se repetía la Inventora constantemente soltando risas cada tanto, si seguía así al financiar su próximo invento saldría de ese basural y compraría una mansión, un auto, un hámster y tendría diez mayordomos...

Se acomodó en su cama para quedarse unos momentos allí, «Me voy a dar una ducha, ¡tengo el cabello más grasoso que Kaito!» pensó formando una expresión de asco al pensar en el cabello del astronauta dirigiéndose de manera rápida a darse un baño.

Se desnudó dirigiéndose hacia la ducha a paso lento por el frío suelo.

Se dirigió hacia la ducha calmada encorvando la espalda al choque del agua helada con su piel.

Comenzó a pensar sobre su vida escolar esperando a que salga otro chorro de agua, su ducha no era de la mejor calidad si era sincera.

Suspiró y comenzó a lavarse el cabello sabiendo que mañana sería un nuevo día escolar.

La melodía de nuestras memorias. || IrumatsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora