Parte cuatro

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I really don't know love

***

Mateo apareció la mañana siguiente por su departamento de manera tan acelerada que Juliana imaginó se había tomado unas cuatro tazas de café.

Luego de empujar la puerta procedió a sentarse frente a ella en el pequeño comedor de su cocina antes de dejar caer algo sobre la mesa.

El cumpleaños de Lupe, su madre, estaba ya a la vuelta de la esquina y tenía que hacer el viaje hasta San Antonio para celebrar con ella, como todos los años, así que Juliana asumió que se trataba de sus pasajes de avión.

— Listo, ya tienes tus boletos — anunció con una gran sonrisa en el rostro.

Juliana terminó de masticar su cereal de frutas y revisó los papeles frente a ella.

— Mateo — comenzó — estos son dos pasajes. ¿Imprimiste ida y vuelta?

— No, no... el contacto de la agencia en Texas te enviará los de regreso a casa de tu mamá probablemente mañana — explicó.

— Ah... y... ¿entonces? — inquirió mientras tomaba más de esos círculos de frutas en su cuchara.

— Pues es el tuyo y el de Valentina.

Juliana comenzó a toser cuando el cereal se le atoró en la garganta, provocando que su agente tuviese que correr por un vaso con agua para ayudarle a controlar el ataque.

— ¿El de quien?

— Valentina. Son casi seis meses de relación, ¿no te parece natural que conozca a su suegra? — preguntó.

En su cabeza seguramente sonaba muy lógico.

— ¿Qué estás diciendo?, ¿Cómo vamos a meter a mi madre en esta mentira?, eso ya es demasiado.

— Pero-

— No, Mateo. Eso es una locura, especialmente por lo que acabas de decir, ya casi hacemos los seis meses, nuestro acuerdo está a punto de terminar — la última parte se escuchó como un tenue murmullo — ¿qué caso tiene involucrar a más personas? Especialmente a mi madre. Ella lleva años pidiéndome que lleve a casa una novia, no le voy presentar a la que no es real.

— Eso lo hace mejor aún. Llevas a Valentina, después ustedes terminan y tendrás un pretexto que decirle a Lupita el por qué no vas a volver a llevar a ninguna otra mujer en mucho tiempo.

— No, Mateo... es una idea terrible, terrible, ¿es que no ves?

— No, realmente no lo veo... cómo te expliqué, me parece una situación conveniente. ¿Qué tiene de malo que Valentina conozca a tu mamá?

— Tiene todo de malo, Mateo. Todo. Porque en el momento en que Valentina entre a mi casa y los ojitos verdes de mi mamá se crucen los de ella, Lupe se va a enamorar de su aroma, de su sonrisa, de esa forma bonita que tiene de hablar con todo su cuerpo, con sus ojos. Cuando conozca su mente, su corazón, mi madre no podrá evitar desear que se quede en mi vida para siempre. Lo sé Mateo, lo sé porque es exactamente lo que me pasa a mí.

Juliana se desplomó de nuevo en su silla, escondiendo la cara en sus manos. Por primera vez podía aceptar los sentimientos que llevaban semanas carcomiéndola por dentro.

— Ju-

— Dime Mateo — lo interrumpió —cómo voy a llevar a la mujer que amo a conocer a mi madre y dos semanas después anunciarle al mundo, ella incluida, que mi morrita... ya no es mía.

Both Sides NowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora