Capítulo 2: Cambios

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No tuve muchas opciones, en cuestión de días nos mudamos a una casa en el campo cercana a la casa de los padres de Eren. No tenía las comodidades del apartamento de la ciudad pero era propia, ademas no me importaba vivir donde sea siempre y cuando fuera con Eren.

Era domingo a las 4:00 pm, como era un pueblo pequeño las noticias corrían rápido, los padres de Eren nos ayudaron con la mudanza, dejamos las cajas aún sin destapar en nuestra casa y nos fuimos a la casa de los padres de Eren para celebrar.

Carla:—No sabes cuánto me alegra que se hayan venido a vivir aquí, así podremos ver a Eren más seguido.

Grisha:—Así es, definitivamente todo será mejor, y ya Eren empezará pronto a trabajar.

Eren:—Sí, fue una excelente idea el mudarnos aquí, ¿Verdad, (...)?

(...):— Sí, adoro el aire fresco del campo.

Mis suegros eran personas amables y sencillas, lo único que no me agradaba de todo es que yo no tenía empleo y cuando le hablaba de ello a Eren, él sólo me ignoraba.

Después de una charla amistosa decidimos marcharnos a nuestro hogar y de camino nos topamos con un montón de gente que no conocía pero Eren sí, lo saludaban y él me presentaba como su novia. Entre tantas personas hubo una que a Eren le incomodó bastante.

—¡Hey, Eren! ¡Cuanto tiempo!

—Reiner...

—Escuché que te mudaste...Bienvenido de vuelta al pueblo.

—Si, gracias.

—-Y...esta hermosa mujer ¿Quién es?

(....):—Mucho gusto, soy (...)— Le estreché mi mano con una sonrisa—.

Reiner:—(...), es un placer tenerla aquí.

Reiner tomó mi mano y le plantó un beso, mi boca se abrió un poco por tremendo gesto, soltando mi mano de la suya de inmediato cuando sentí el ambiente algo pesado.

Eren:— Ella es mi mujer, Reiner.

Reiner:—Eso veo, tú siempre has sido muy suertudo con las chicas.

Eren:—Nos vamos.

Reiner:—Por cierto...Mikasa es mi vecina, te manda saludos junto con Jean.

Eren estaba serio y molesto, lo supe porque su agarre en mi mano era algo fuerte, me dijo "Vamos"  y después fuimos a casa.

Una vez en la casa Eren entró y empezó a dejar las llaves y otras cosas en la mesa con mucho silencio, consciente de que algo no iba bien decidí preguntarle.

—¿Pasa algo?

Se volteó hacia mí, me miró si pestañear y poniendo un dedo en mi nariz me dijo:—Te comportaste como una puta allá fuera...quiero actuar como si no me importa pero (...)...me duele.

—¿Qué?

Eren me abrazó. Lo noté raro así que quise apartarlo y él sólo hacía más fuerte su agarre.

—¡A la mierda! ¡Suéltame! ¡¿Qué te pasa?! ¡Actúas como un loco!

—¡No (...)! ¡No actúo como un loco, eres tú la que no actúas como mi mujer! ¡Quiero que actúes como mi mujer!

—-¡Si sigues actuando como un maldito enfermo me voy a ir, Eren!

—¡¿A dónde te irás?!

Estaba delante de mí mirándome imponente, frío como loco, me dio miedo y a la vez no lo reconocía.

—No sé que es lo que te pasa, pero este no eres tú.

Me di la vuelta intentando salir de casa para calmarme un poco pero Eren no me dejó salir, me tomó de los brazos y me pegó contra el piso, bajó mis pantalones pegando su cara contra mi cuello.

—¡Eren esto no es divertido! ¡Suéltame!

—Una vez más...una mala conducta, un buen castigo...otra vez.

Pegó sus dientes a mi cuello mordiéndome al tiempo que su miembro entraba en mí sin ninguna delicadeza.

Sentía su respiración contra mi cuello, gemía y gruñía.

—¡Ahhh! ¡Ahh! ¡Di mi nombre (...)! ¡Di que eres mi mujer! ¡Dilo!

Fui incapaz de hablar, sus embestidas me transportaban a un sentimiento indescriptible que hasta la voz me censuraba.
Su voz insistente en que lo llamara, sus manos apretando mis pechos, su respiración en mi cuello y su miembro tocando duro mi intimidad.

Gemí una vez en un grito que casi no se escuchaba.
En frente de mí habían algunas cajas, las miraba tranquila esperando a que Eren se saciara, Eren que aún empujaba con fuerza.

Intentando aguantarlo agarré una de las cajas tumbándola en el acto y de esta salió algo que terminé agarrando al mismo tiempo que Eren se corría dentro de mí y después se echaba aún lado.

Me di la vuelta, esta vez con mi espalda chocando al suelo mirando hacia el techo, la mano de Eren tocó mi rostro, escondió su cara en mi cuello y lo besó, quedándose así tranquilo, sin decirme nada.

En mi mano sujetaba aquel frasco de pastilla que se había salido de aquella caja que pertenecía a Eren,  acerqué el frasco un poco más hacia mi cara para poder leer, era Olanzapina.
Eren molesto se percató de aquello, me arrebató el frasco de la mano con violencia.

—Eren...—Dije— Estás enfermo.

En Chernóbil (Eren X Lectora +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora