Segunda oportunidad 【Mayinini Omegaverse】

Capítulo VII

Dos días antes de la boda

Tuvo que contarle a Mery sobre lo sucedido, al parecer ella no tenía ni idea de la razón de su comportamiento. Propuso ir a preguntarle directamente, sacando el hecho que Cris lo sabía, pero la alfa rubia rechazó la idea para no querer agobiar más a la omega. En ese momento, ambas alfas estaban en el pequeño living de la habitación de Mery, tan acomodado como siempre.

—¿Qué hice mal?—preguntó encendiendo el televisor—¡¿Qué he hecho mal?!—

—Tranquila...Seguro solo fue cosa de borrachera, nada grave—

—Dicen que los borrachos no mienten—se tiró de lleno al sofá—Como diría un sabio, esto va de Guatemala a guatepeor—

—Solo tenemos que preguntar, ya que no quieres ir directamente, podemos hacerlo de forma indirecta—Mery puso una botella de cerveza delante suya—Esto es lo más liviano que tenemos en la lista, así que dime ¿Entras?—

—Es inmoral hacer eso—

—¿Estamos para moralidades?—

—Sí, así que pensemos algo mejor—soltó una queja al sentir como la otra alfa se sentaba encima suya—¡Podemos pedirle ayuda a Lily!—

—Bueno, le llamaré—

Luego de una llamada rápida, esperaron a que la omega llegara. Mientras tanto, Mery parecía tratar de aplastar a Cris, quien trataba de librarse del peso de la alfa, pero le era inútl, estaba completamente inmovilizada por esta. Al final, solo fue libre cuando llegó la pelirroja, con el adorable detalle que llevó unas cupcakes para compartir. Los aceptaron con gusto y le ofrecieron el único sofá que había, ellas se sentaron frente a la mesita de café en el suelo.

—Entonces, ¿Qué me querían decir?—

—Verás, es algo complicado...—Cris buscaba las palabras indicadas

—Zeling le dijo que Mayichi no quería que volviera, entonces queríamos pedirte ayuda para preguntarle qué le pasa—soltó Mery antes de darle un sorbo a su té—Se tienen confianza, así que no hay problema ¿No?—

—Pensé que quedamos en que seríamos sutiles—carraspeó su voz

—Tenemos que actuar rápido, quedan dos días para la boda ¿Crees que el tiempo espera?—

—Bueno, puede que pueda ayudarles, después de todo, me preocupa un poco la condición May—eso atrajo la atención de las dos—Cuando ustedes dos estaban lejos de ella, siempre se le veía decaída o escribía cosas, hasta que conoció a Folagor. Eran adorables, pero cuando anunciaron lo de la boda, el comportamiento de ambos se volvió extraño—

—¿Nunca notaste eso?—soltó casi en forma de reto a otra

—Estaba más metida en mis cosas, no es mi culpa—

—Hablaré con ella, justamente hoy me ha citado para elegir algunas cosas de la boda—la pelirroja dio un último mordisco a su cupcake—Será mejor que me vaya, mientras antes mejor ¿No?—

—Claro, gracias—

Se despidieron de ella. Cris no soportaría todo un día de misterio e incógnita, por lo que decidió salir a pasear sin rumbo alguno, encontraría algo que hacer en alguna parte de la ciudad. Para su gran fortuna, o desgracia como diría ella, se encontró con la persona más esperada y quién sabría responder bien sus preguntas.

—Oh—soltó el chico al verle—Buenas, ¿Qué tal estás?—

—Folagor...He tenido días mejores, pero seguro tú estás muchísimo mejor que yo—le invitó a sentarse en una banca—¿Emocionado por el día de la boda?—

—Nunca he estado tan nervioso antes, será solo el comienzo de lo más hermoso de mi vida—

—Imagino, siempre dicen que las bodas son algo del caos o de bendición—

—Estoy convencido que esto es una bendición, conocer a Mayichi fue lo mejor que me pasó en la vida, fue un ángel que apareció en mi oscuridad a salvarme—

—Demasiado cursi—pensó—Entiendo, Mayi es muy ingenua y honorable para querer ayudar a todos—

—Claro, por eso estamos haciendo esto, luego del día de la boda irá todo mucho mejor—

Su teléfono empezó a sonar, el chico sonrió al ver de quien era la llamada. La rubia no pudo ver el remitente, pero supuso que era la omega, por la gran sonrisa que tenía en su rostro. Él se despidió con la mano antes de contestar, iba apurado a quien sabe donde.

Ambos parecían tan felices por la boda, aunque los misterios no paraban, no quería meterse en esos momentos. Siempre le daban razones para que se detuviera, pero era demasiado tarde para retroceder, al menos perdería su amistad a cambio de librarse de su carga.