CAPITULO VIII

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•OH MY GOD, I FORGOT TO SAY HI•

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•OH MY GOD, I FORGOT TO SAY HI•

P.O.V Omnisciente

Era la hora de la cena en la casa Lahey, y mientras Isaac y su padre se encontraban en una incómoda y acalorada situación, la pelirroja había decidido salir de su habitación de una vez por todas, tal vez solo había pasado un día desde que ella y Isaac tuvieron aquella charla emotiva en la que ambos se quedaron dormidos descansando en la cama de la pelirroja, pero lo que más preocupó a la ojiverde fue el hecho de que Derek haya recurrido a transformar a un adolescente.

Sabía que los lobos andaban en manadas, que no trabajaban solos, pero le pareció una decisión muy desesperada, algo inusual en el pelinegro, así que, quitando su pijama, la cual consistía en su ropa interior y una bata de seda color azul rey, decidió cambiarse por unos jeans de mezclilla, unos botines negros, un body del mismo color, y una sudadera dos tallas más grande color verde militar, la chica cepilló su cabello rápidamente y cuidó de no olvidar sus collares y sus anillos, estaba en unos días difíciles, y si se le llegaban a olvidar, podría ocurrir un accidente.

La pelirroja salió de su casa cuando se dió cuenta que no tenía ni idea de donde vivía o se escondía el pelinegro, así que, con un movimiento de manos creó un hechizo el cual formó un camino de luz roja la cual levitaba y guiaba el camino hacia la ubicación del alfa, hizo otro movimiento para que dicha luz solo la pudiesen ver seres con los ojos sobrenaturales, por lo que encendió sus ojos, y estos de pasar a ser un verde esmeralda, se convirtieron en un hermoso y brillante rojo escarlata. 

Era un hechizo fácil y que usaba normalmente para cuando se perdía en algún lugar especial o necesitaba encontrar a alguien, era como un gps para lo sobrenatural, solo los hombres lobo que encendieran sus ojos a un ámbar, azul o rojo, podrían seguir el camino, pero no había muchos en la ciudad, por lo que no se preocupó por que alguien la siguiera.

Subió a su auto color plateado y manejó siguiendo el camino rojo, siempre le daba gracia hacer eso, pues le recordaba al mago de Oz y como le decían a Dorothy que siguiera el camino amarillo, una linda referencia que le encantaba hacer con su magia.

No tardó en llegar, al menos no tanto como esperaba, cuando se estacionó, vió que la mayoría de las luces del lugar se encontraban apagadas; comenzó a caminar hasta llegar a la entrada donde el camino escarlata terminaba, entró al almacén no tan abandonado y siguió caminando haciendo eco con sus botines.

Se dió cuenta que había un par de ojos rojos brillantes que la veían desde la oscuridad, y a la pelirroja no le faltó sumar dos más dos para saber de quien se trataba.

-Vamos, Derek, sal de ahi, lo dramático y misterioso no es lo tuyo.- dijo de manera divertida mientras se cruzaba de brazos.

• 𝐓𝐇𝐄 𝐑𝐄𝐃𝐇𝐄𝐀𝐃 𝐖𝐇𝐈𝐓𝐓𝐄𝐌𝐎𝐑𝐄 • teen wolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora