🌸🌺ςυαrτο ςαρíτυιο🌺🌸

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Ya había pasado al rededor de un mes y medio desde que empezó el castigo de compartir habitación para Colombia y Venezuela

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Ya había pasado al rededor de un mes y medio desde que empezó el castigo de compartir habitación para Colombia y Venezuela. Y realmente habían progresado mucho desde que llegaron a territorio español.

Inclusive ambos podían mantener una conversación relativamente amistosa sin llegar a una pelea, aunque cierto era que de vez en cuando soltaban algún que otro comentario venenoso, pero ¿Qué era eso comparado con caerse a golpes todas las mañanas al despertar?.

Ahora, en vez de tener esa lucha mañanera, despertaban de buen humor y se daban los buenos días, a veces de mala gana, pero se los daban.

Estaban pasando de ser dos personas que no podían ni hablarse sin una mirada asesina, a unos compañeros de habitación que se llevaban medianamente bien.

De todas formas, eso no significaba que no tuvieran sus momentos, pero al menos sus peleas no pasaban de un pellizco, un empujón, o un codazo, en vez de agarrarse a golpes como si fueran a matarse.

–Colombia, ¿Podrías dejar de moverte tanto? También tengo sueño ¿Sabes?– Musitó en voz baja el venezolano, tratando de quedarse dormido.

–Perdón, pero de verdad no consigo quedarme dormido. Si se dejara de quejar podría dejar de moverme tanto– Respondió somnoliento el cafetero, quien no dejaba de removerse en las sábanas en busca de una posición cómoda.

Normalmente dormirían abrazados por el frío, pero esta vez ambos quedaron incómodos por un acontecimiento que había sucedido ese mismo día más temprano.

No era la gran cosa, pero ninguno de los dos se sintió lo suficientemente cómodo para dormir abrazado esa noche, y como ninguno dijo nada al respecto sólo pusieron una almohada en el medio como una especie de barrera.

Tal vez parecería una tontería, pero esa tontería no dejaba dormir a Colombia, y de alguna forma mantuvo a Venezuela alerta a cualquier comentario al respecto.

Pero ¿Qué sucedió exactamente? Bueno, ese día cuando estaban desayunando, Venezuela terminó de comer un poco antes que su hermano, así que subió primero al cuarto.

Como pensaba que el colombiano comería lento porque lo vió distraído, decidió aprovechar para cambiarse sin tener que entrar al baño de la habitación, ¿El problema? No calculó bien el tiempo que Colombia tardaría en comer, y cuando estaba sin camisa, el cafetero entró a la habitación sin tocar antes.

Ambos hicieron contacto visual unos segundos antes de que Colombia volviera a salir de la habitación con rapidez, esta vez esperando a que el venezolano le avisara que podía entrar.

El problema no era que Colombia había visto a Venezuela sin camisa, sinó el hecho de que su torso estaba cubierto de grietas, vendajes, cicatrices, ematomas, entre otras muestras de lo que la corrupción había hecho con él.

El chocolatero nunca le notificó al cafetero que estaba en ese estado, y Colombia tampoco pudo deducirlo, ya que Venezuela siempre usaba camisas una o dos tallas más grandes y sobretodo, siempre eran de manga larga y cuello alto ¿Quién se iba a imaginar lo que estaba escondiendo bajo toda esa tela arrugada? Después de todo, si bien tenía una idea de el estado en el que se podría encontrar, no pensaba que iba a estar así de mal.

[{𝗛𝗶𝘀𝘁𝗼𝗿𝗶𝗮 𝗰𝗮𝗻𝗰𝗲𝗹𝗮𝗱𝗮}]¡Εηcεrrαdσs!-Vεηεcσισ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora