Capítulo 5: Y tú... ¿no te arrepentirás?

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Navarone era una base que conocía de poco más que los archivos de Doflamingo. La infranqueable muralla natural hacía la base del G-8 una de las mejor defendidas, pese a la total falta de actividad que muchas veces hacía al resto de los escuadrones tachar aquel de acomodado en comparación a sus últimas vivencias.

La odisea en Skypiea había batido con creces las demás experiencias que había vivido June en el pasado, pero cuando parecía acabar en una tranquila travesía hasta la siguiente isla, el forzoso aterrizaje del Going Merry en el interior de aquella impenetrable base los obligó a huir del navío.

June apretó la mandíbula y respiró profundamente mientras intentaba asimilar la situación. Tal vez podría salir de aquella situación ilesa, pero las cartas no jugaban en su favor. Sus dedos golpearon su cinturón, haciendo un leve sonido tintineante y finalmente tomó una decisión. A paso valiente, salió de su escondite y caminó con confianza a través de los pasillos hasta que, tras unos instantes, encontró una ventana. La abrió lentamente y se se sentó sobre el alféizar mientras se recogía el cabello en un moño.

— Cuidado, estamos a mucha altura. Podrías hacerte mucho daño.

La voz de un joven la sobresaltó, haciendo que perdiera el equilibrio. June intentó agarrarse al marco de la ventana, pero sus manos se resbalaron de la madera. Levantó los brazos para intentar evitar su caída, pero finalmente la mano del muchacho la agarró, tirando de ella hacia sí. June se quedó quieta un instante, pero finalmente se relajó cuando el joven suspiró y aprovechó para analizarlo. Estaba claro que aquel muchacho no era la definición más fidedigna del estándar de soldado: su cabello color marfil y sus ojos púrpuras parecían más procedentes de un príncipe de una novela de fantasía que de una persona real. Aún pese a su aspecto inusual, June podía sentir que el aura que lo envolvía estaba lejos de ser la de un príncipe, sino la de un cruel asesino.

— Disculpe mi impertinencia— el marine la ayudó a bajar del alféizar y levantó su mano con delicadeza en un beso—. Creo que lo justo es que se presente usted primero, o voy a tener que avisar a mis compañeros de su presencia.

— Mi nombre es Bad Beat. Soy una de los agentes de Su Majestad Donquixote Doflamingo, estoy meramente de paso. Y puedes tutearme, estoy segura de que soy menor que tú.

— Así que Doflamingo te deja ir por libre y decides acomodarte aquí— comentó mientras la muchacha se acomodaba en una esquina de la ventana—. Mi nombre es Casto, alférez acompañando al comandante Shepherd. Espero que no vengas a provocar más alborotos y sea una simple visita de cortesía.

— Empiezo a sospechar que algo conoces de mí, ¿no es así?— June frunció el ceño—. Sencillamente llegué por casualidad a bordo de uno de los barcos por un problema que tuve en alta mar. Pensaba que se dirigiría a una isla, no a esta base.

Casto frunció el ceño y la pelirroja sencillamente sonrió. Sacó de sus bolsillos una hoja de papel que dejó sobre la mesa, a la vista del marine. El joven la escrutinó a conciencia, despertando la risa de la muchacha.

— Por si siguieras con dudas— dijo June mientras guardaba de nuevo la hoja—. Doflamingo me dejó permiso expreso para actuar con libertad. Me comprometo a que mi estancia sea pacífica, sólo estoy de paso.

— Ya lo habíamos confirmado con él que Bad Beat se encontraba en una misión, pero no sabemos realmente nada de ti. ¿Qué haces en la banda de Doflamingo? No tenemos reportes más que tu ingreso en la banda, así que disculpa mi interrogatorio.

— Soy cazarrecompensas, exploradora... Lo que me manden cada día, sólo obedezco órdenes del joven maestro. Ahora mismo sólo estoy siguiendo una recompensa para mi capitán. ¿Es una buena respuesta?

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