Capítulo 6: La Pecaminosa

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June aterrizó en Darville, un islote de pesca, oculta por la niebla de la mañana. El único lugar significativo de la zona eran los muelles y un pequeño bar de descanso de pescadores. Era el lugar perfecto para ocultarse y mantener personajes curiosos lejos de ella.

Había pasado más de una semana desde su despedida con Doflamingo y había disfrutado, en menor o mayor manera, de su libertad. Sin embargo, las circunstancias no habían jugado en su favor, especialmente cuando se trataba de discreción.

Su presencia en Mock Town entre tantos piratas, la llegada a Navarone y los estragos que Monkey D. Luffy había causado en ambos sitios no habían pasado desapercibidos por completo, y la muchacha sabía que la presencia de Doflamingo en su regreso lo había dejado claro.

Analizó el pequeño muelle, atraída por el inusual color de uno de los navíos atracados. Se acercó cautelosamente para abordarlo y observó a los hombres reunidos en él. Sus ojos se posaron en los de un hombre de tez pálida y profundas ojeras. Sus brazos, cubiertos de tatuajes, reposaban sobre la barandilla mientras acababa su whisky y se ponía una copa más.

— ¿Trafalgar?— preguntó June y el hombre se giró—. Cuánto has crecido.

Law le dedicó una sonrisa juguetona.

— No hace falta que uses esos jueguecitos conmigo, Bad Beat. Sólo han pasado unos meses. Pasa adentro y ponme al día de tus aventuras.

June se cruzó de brazos, dubitativa.

— Voy sola, así que no me llames así. Cuando lo haces normalmente terminamos peleando.

— Esta vez iré con cuidado, lo prometo.

Aquel pequeño acto de desconfianza se difuminó en una sonrisa y June finalmente siguió al pelinegro al interior de su despacho. Se dejó caer descuidadamente en uno de los sillones y suspiró mientras se soltaba la espada del cinto. El pirata se ofreció a invitarla a una copa, pero June rechazó la oferta con un gesto.

— No me esperaba encontrarte hasta llegar a Sabaody— dijo Law tras un segundo trago a su copa—. Sigues trabajando para él, ¿no? ¿Cómo van las cosas tras el incidente?

— Creo que por fin ha decidido soltar un poco las riendas. El otro día me habló sobre regresar a Dressrosa, creía que no podría volver a pisar la isla de nuevo.

Law frunció el ceño mientras se reclinaba hacia atrás en su silla, sus ojos estudiaron la apariencia de la muchacha. No estaba delgada ni parecía tener cicatrices sobre su piel. Quizás incluso podía decir que se encontraba más cerca de la etiqueta de "malcriada" que "maltratada", pero él no era capaz de analizar las cicatrices que podían causarse en su mente.

— Está claro que aún no ha dejado de jugar contigo, y cada vez pareces más tensa y estresada. ¿Te ha perdonado por fin?

Las manos de la muchacha temblaron por un instante, pero respiró profundamente y levantó la mirada al pelinegro.

— Me siento como si el asunto de East Blue me fuese a perseguir de por vida— Law enarcó una ceja—. Doflamingo ya no parece enfadado por eso, pero la destitución de Crocodile lo ha puesto en alerta. Se ha dado cuenta de que los novatos de ahora no son como lo eran antes. 

— Es normal, el mar está comenzado a hervir— el pelinegro dejó frente a ella un periódico—. Pero dudo que ninguno pueda levantar un dedo contra él de momento. Es demasiado importante, ya lo sabes.

— Ya... Me parece que puedo morirme esperando a que cambien las cosas.

El cirujano procedió a sentarse junto a ella, cruzando las piernas.

ValquiriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora