Para June, Sabaody siempre había sido un sitio bueno en dosis controladas. No era seguro, pero tampoco era mortalmente peligroso. Tal vez era por cargar con el nombre de Doflamingo, pero el grado de inmunidad en sus manos era más alto de lo esperado. Incluso allí donde la Marina no alcanzaba, podía sentirse lo suficientemente segura para no ir con la espada en mano.
Aunque públicamente su nombre estuviera encubierto, sabía que Doflamingo se las podría apañar para sacarla de cualquier situación peligrosa.
— Me acercaré en un par de días por la Casa de Subastas— Law bajó del submarino con un pequeño paso y se acercó a la muchacha—. Nos veremos allí entonces, si continúas aquí.
— No creo que me marche en los próximos días. ¿Me prometes que no causarás una escena allí?
Law asintió y se despidió de ella mientras June se adentraba en el archipiélago. Miró a su alrededor una última vez y, tras asegurarse de que no quedaba nadie alrededor, abrió sus alas y sobrevoló el archipiélago por encima de la copa de los árboles.
Oculta de la vista humana, June atravesó en campo de burbujas, observándolas explotar a su alrededor. En aquel breve vuelo, recapituló en su mente las circunstancias en las que se encontrababa.
Habían pasado poco más de tres semanas desde que había partido de Navarone y las noticias sobre el incidente en Enies Lobby habían cubierto las primeras planas de los periódicos durante días. Quizás era pronto para llegar a conclusiones pero tenía la sensación de que habría un reencuentro fortuito en sus manos.
Intentó ignorar aquel pensamiento mientras aterrizaba en el Manglar 2, y replegó sus alas. El resto del camino lo recorrió a pie, intentando mantenerse con un perfil bajo, pero tenía claro que los ojos habían comenzado a fijarse en ella. Tras unos minutos, se encontró con los de los guardias que, tras torpemente avanzar hasta ella, la acompañaron al interior de la Casa de Subastas.
El edificio se convertía en un lugar cada vez más sofisticado y elegante tras cada visita que hacía al lugar. Si Doflamingo tenía alguien a quien agradecer su gran labor, ese era Disco. El mismo que Shanti escoltaba en aquel lugar. Estaba claro que aquel hombre no era consciente del punto de inflexión que se acercaba en las inversiones de Doflamingo.
— ¡Bad Beat!— exclamó Disco al verla llegar—. Un placer volver a verla, señorita. Estaba esperando su llegada desde que Blind anunció que estaríais los dos aquí. Lo teníamos todo listo para su visita.
— Me alegro de saberlo— la muchacha escaneó con la mirada el lugar—. Espero que los negocios le estén yendo bien. Estaremos aquí durante una semana y luego regresaremos al Nuevo Mundo, así que para lo que necesites asistencia aquí estamos. ¿Tienes algún plan futuro del que debamos encargarnos?
— Es posible que en días futuros llegue a la isla la familia Roswald. Necesito que todo esté asegurado para su llegada, así que si ocurriera algún tipo de incidente, por favor lidien con ello de inmediato.
June asintió en silencio y rápidamente se giró a Shanti, quien señaló hacia un lado. La muchacha lo siguió hacia el exterior del edificio y el mayor se paró contra uno de los muros mientras sacaba de su bolsillo una caja de cigarrillos y un mechero.
— Te dije que lo tienes que dejar de una vez— protestó June mientras cruzaba los brazos—. Es un muy mal hábito, te va a terminar matando al final.
— No me importa, si no me mata esto me matará este trabajo.
— Pero esta es tu última semana, es un cambio por ti.
Shanti gruñó, irritado mientras encendía el cigarrillo en sus manos.
— ¿Qué ocurrió después de que me marchara?— preguntó finalmente la muchacha y el mayor suspiró—. Cuando volví no te encontré, pero apareció Doflamingo con Bellamy.
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Valquiria
FanfictionEn el Inframundo, la reputación de uno mismo vale más que la vida misma. Tras un terrible fracaso en su misión, Bad Beat lucha contra su suerte y busca recuperar el favor de Joker. Sin embargo, pero el destino tiene otros planes para ella: reencontr...