— La amnesia global transitoria es una pérdida repentina y temporal de la memoria, de los acontecimientos ocurridos durante, después y a veces antes del suceso que causó la amnesia. — El doctor nos explicas pero yo siento que mi cabeza está en otro mundo.
Eric no me recuerda, no recuerda nada que tenga que ver conmigo y eso me hiere en lo más profundo.
— En el caso particular del paciente el golpe en la cabeza hizo que olvidara los sucesos anteriores, recordando solo los primeros veinte años de su vida.
Dos años olvidados, uno en el que nos conocímos los dos.
— ¿Recuperará la memoria?
— No podemos asegurarlo, el cerebro es un órgano complicado. Puede recuperarla en días, meses o nunca.
Esto no puede estar pasando, no puede estar sucediendo.
El doctor se retira de la sala de espera dejándonos a mamá, las chicas y a mí solas.
Quiero llorar y maldecir a los cuatro vientos pero eso no mejorará las cosas, debo pensar de forma positiva.
El volverá y todo será como antes... todo será como antes.— Necesito hablar con él. — digo poniéndome de pie.
— De acuerdo mi vida, ten paciencia y recuerda que estamos aquí para ustedes. — Mamá me abraza con cariño, aspiro su olor deseando que todo desaparezca pero no sucede, ya no soy una niña. Los problemas son reales tanto como lo que está sucediendo ahora.
— Gracias mamá.
Mis amigas me abrazan dándome su fuerza, un poco más segura y tranquila me adentro en la habitación de Eric.
— Hola.
— Hola. — Eric me observa y me duele porque parece que lo hace por primera vez.
En sus ojos ya no hay amor, ante ellos solo soy una desconocida.
— ¿Como estás? — pregunto sentandome en la cama alejada de él.
— Estoy bien, el médico vino a hablar conmigo. ¿De qué te conozco?
— Soy... era tu novia. — me lamento por hablar en pasado.
— Vaya, eso es nuevo. — Eric rasca su cabeza sorprendido.
— No lo es, llevamos casi un año saliendo. — trato de disipar el dolor que me causa decir esto.
— Esto debe ser difícil para ti, lo lamento. — Aún con amnesia sigue siendo el chico dulce y empático del que me enamore.
— No tienes porqué, ahora lo importante es que estés bien. — y es la verdad.
Lo que verdaderamente importa es que él este a salvo.
Nos quedamos mirando, Eric me detalla lo conozco demasiado bien como para saber que esta tratando de recordarme.
— Mis padres deben estar a punto de llegar. — levanto las cejas sorprendida.
—¿Tus padres?
— Si, ¿Por qué la sorpresa?— pregunta.
— Por nada. — guardo silencio, podría decirle que hace años que no hablan pero sé que él necesita tiempo para procesar todo lo que ha sucedido.
Eric nunca me habló mal de sus padres, en realidad nunca me dijo las razones por las que se había desentendido de su familia, pero sabía que no era nada bueno.
Las horas pasaron, él se mostraba igual de amable que cuando lo conocí y me vi en la necesidad de calmarme y no besarlo cada vez que lo escuchaba hablar.
Era tan difícil, sentía tanto dolor en mi corazón. El amor de mi vida estaba a unos metros de mi físicamente pero un abismo nos separaba en realidad.
Sostengo mi cabeza con las manos, los codos apoyados en mis rodillas cuando una voz chillona seguida de otra más autoritaria se expande por la habitación sacandome de mis pensamientos.
— ¡Exijo ver a mi hijo en este preciso momento! — Habló un hombre.
— Señor su hijo acaba de recibir un medicamento que lo ha puesto a dormir. Cuando despierte podrá verlo.— explica la enfermera tratando de mantener la calma.
— Mire querida, usted parece que no sabe quienes somos. ¡Quiero hablar con su superior! — chilla la mujer.
— Un momento. — habla la chica ocultando la molestia.
— Tranquilizate Marila.
Su nombre es como una alarma para mi. Conocía ese nombre, ¡Eran los padres de Eric!
Me levanto para acudir a ellos. Sus figuras son imponentes, se ven muy jóvenes y adinerados.
La madre tenía una figura delgada e imponente de cabello rojo mientras que el padre tenía un cuerpo más trabajado y su cabello es negro azabache.
— ¿Señores Hamilton? Mi nombre es Celeste Grozdan, soy la novia de su hijo.
Ofrezco mi mano que es ignorada por ellos, la madre de Eric me observa desde arriba levantando una ceja.
— ¿Por qué no nos llamaste antes?— escupe con desdén.
— Lo lamento, yo no sabía como contactarlos. Eric no me ha dado mucha información con respecto a ustedes. — y es la verdad.
— Supongo que eso te da una idea de lo mucho que importas para el. — La bruja me da una sonrisa desagradable.
— Marila... — El padre de Eric trata de poner uno de sus brazos en sus hombros pero ella se deshace de él de un manotazo.
— Escuchame Celina, gracias pero no es necesaria tu presencia aquí ya que Eric no te recuerda. Puedes irte.
Mi paciencia se agota, tomo un respiro para mantener la calma.
Me acerco a ella lo suficiente para que escuche lo que digo.
— Escucha tú Marila, si crees que me asusta tu patético intento de intimidación estas muy equivocada. Eric no los quería cerca por lo que dejan mucho que desear. — susurro señalandolos. — Así que si quieres alejarme de la vida de él necesitarás algo más que tu actitud de arpía.
Les doy la espalda para volver a mi sitio hasta que recuerdo una cosa y me vuelvo a ellos que aún se encontraban callados.
— Y a propósito, es Celeste no Celina.
Hellow ❤
¿Qué les pareció el capítulo churris?
Es un capítulo triste nuestro Eric olvido a Celeste.
Por otra parte:
Un aplauso a nuestra protagonista que no se dejó amedrentar por la arpía de Marila.
Me despido por hoy, desde mi romántica y oscura Alma.
Mucho amor ❤❤❤
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Remedios para un corazón roto. ✔ [EDITANDO]
Novela JuvenilCeleste pasa por uno de los momentos más dolorosos de su vida. El chico al que ama la acaba de destruir de la forma más dolorosa posible y ella simplemente se ha cerrado al amor. Con una presentación un tanto rara e incómoda conoce a su nuevo vecino...