El Árbol

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Cálida tarde de verano, hay un olor dulce en le aire y yo estoy sentado junto al gran árbol que crese junto a la casa de mi niñez, casa donde tengo tantos recuerdos, el viejo columpio que construí sigue donde lo deje, colgado de una rama, rama que es tres veces más grande que antes, como extraño los días de mi niñez.

Pasan las horas y yo sigo sentado junto al gran árbol, leo un viejo libro que encontré mientras tomo una taza de café.

Tan solitaria es esta tarde y de la nada... te vi, ojos negros, negros como la noche, ojos en los que me perdería fácilmente, una piel lisa y levemente morena, cabello castaño, se ve tan suave como una nube, quiero tocarlo, tus manos, tus labios, todo de ti me gustó, al verte. Sin darme cuenta estabas frente a mi con un libro en tus manos.

-Hola, mucho gusto- me extendiste tu mano, la tome levantándome del piso.

-Mucho gusto, soy Max- al decir mi nombre, en tus labios se formó una sonrisa, sonrisa que jamás olvidare, mi corazón comenzó a latir tan rápido que creí que saldría de mi pecho.

-Nicolas, ¿te gustaría ir a tomar un café? - mi corazón se aceleraba cada vez más, ya no podía ni siquiera pensar.

- ¡Si! - respondí sin pensar - digo si, si me gustaría- tome tu mano y te seguí, espero que tu seas el indicado.

                                   Alex 63 (01/06/2021)

"Cuentos cortos para una tarde de lluvia" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora