4. El plan de Sucrette

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Después de responder a la llamada no obtuvo respuesta alguna. La persona que había irrumpido su hora de internet debía haberle gastado una broma, ya que no emitió palabra. La castanya confiada en su teoria se dispusó a apagar el movil pero una voz cortó su acción.

- Soy yo, Ken. Te llamaba para decirte que me voy del instituto. Mi padre se enteró que me quitaron el dinero y no puede permitir que su hijo se deje mangonear por unas chicas...- La voz del chico se escuchaba abatida y antes de seguir con su relato se cayó.- Voy a estar unos meses en una escuela militar. Mi padre me va transferir para entrenarme y volverme fuerte. Me alegro que hayamos vuelto haber. Adiós Su.- Ken terminó la llamada antes de dejar a la muchacha hablar.

Lo único que oía era los pitidos del aparato que indicaba el final de la llamada. ¿De verdad se iba a ir por ellas? Sí a la chica ya la odiaba, ahora estaba que echaba chispas.

La mañana paso como otro cualquiera. La chica estaba más cabizbaja que de costumbre. A pesar de llevar una sonrisa en su boca, el brillo de sus ojos que le caracterizaba ya no había. No dejaba de pensar en lo que ocurrió ayer. Ken se había ido y todo por culpa de las tres brujas.

Para ,mala suerte de la chica, las tres susodichas pasaron al lado suyo. Y la rubia, Ámber, alzó la voz para que la castaña la escuchara.
— ¿Sabéis chicas? El gafotas pringado ha dejado el instituto.

Sucrette se giró sobre sí misma para mirar como se iba su enemiga. No iba a permitir que se saliera de rositas después de los problemas que había causado al chico. << Tú reino ya pronto terminará...>> Pensó la chica.

Sucrette decidió que le daría una pequeña "lección". Su mente estaba inventando venganzas para aquella rubia que su mente ocupaba.

Un joven estaba revisando unos documentos sin percatarse que una muchacha, a lo lejos,estaba deseosa que alguien la escuchará.

Está por otra lado si había visto al chico y corrió como sus piernas le llevaban y le abrazó tiernamente. El chico cuando sitio los brazos cálidos de la chica a su alrededor, se sonrojó.

— ¿Sucrette?- El rubio miró a la chica con un pequeño sonrojo adornando sus mejillas.

— Hola Nath. — Sucrette sonrió -con aquellas sonrisas tiernas que derretierian a cualquiera- y siguió hablando sin percatarse del mote que le había dicho.
— Una pregunta, ¿Tú conoces a una tal Ámber?- Cuando terminó de formular la pregunta un aura maligna se formó a su alrededor.

Nathaniel abrió los ojos de par en par. Por como se había puesta la chica al terminar de hablar, supuso que no eran buenas noticias sobre lo que iba a decirle de ella.

— Sí, ¿Ha pasado algo con Mi hermana?

Sucrette agrando los ojos como platos y formó una ^^o^^ con los labios. ¿Hermana? Era su hermana. ¿Cómo podía ser si los dos eran personas tan diferentes?

La chica se despidió con un << adiós>> al rubio y se fue de allí. No quería causarle problemas al contarle las ideas de venganza que tenía contra su hermana.

Des de que se encontró a la chica por los pasillos llevaba rato intentando buscar a alguno de los 3 chicos de ayer. Quería desfogarse y convencerlos para que le ayudaran con la venganza. Pero después de enterarse sobre el rubio, ya no estaba muy convencida de contar con él para el plan. Ahora le faltaba los otros 2. Aún que el que menos ganas tenía de encontrarse era al pelirrojo.¿ Cómo se atrevió a compararla con una tabla de planchar? Es verdad que no tenía tanto pecho comparada con sus compañeras,pero tampoco estaba plana.

El viento helado mecia la cabellera de ésta. Estaba sentada en un banco e intentando darse calor con las manos. Cosa que no consiguió. Estornudo. Fue un aviso de que debía abandonar su idea de encontrarse con él, y largarse.

Harem con los chicos de Corazón de MelonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora