Capítulo 3

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Charlando con las chicas.

Desde que visité este Mall por primera vez, supe que Moon Babe jugaba en otra liga. A pesar de no ser la típica peluquería para gente pija, tiene a uno de los mejores profesionales de todo el país, desde mi humilde opinión. Este pequeño negocio fue abierto por Davies hace ya tres años y sus primeros clientes no han dejado de venir desde entonces.

Al igual que para ellos, para mí las manos de ese hombre son irremplazables, sabe lo que hace y cómo hacer posible cualquier peinado tipo aesthetic que le enseñamos en Instagram o Pinterest. Con él no hay expectativa versus realidad, porque cumple todas las expectativas o directamente las supera.

Tiene tintes de todos los colores y de alta calidad, que al contrario que otros que he probado, dañan mínimamente el cabello y no son tan nocivos. Lo que es perfecto para alguien que se la pasa cambiando de un color a otro, como yo.

— Buenos días. — lo saludamos cuando cerramos la puerta detrás de nosotras. Lleva un peine en la mano. 

— Venimos a hacerte sufrir. — digo entre risas.

Me recuesto sobre la barra de madera que hay justo al lado de la caja y abro el catálogo que tiene para ver si me gusta alguna opción. Asia se acerca a revisar las pelucas que Davies estaba peinando y Betty se queda en medio aferrándose a su bolso. El hombre se acerca a mí y me mira como si fuese de otro planeta.

— ¿Quién eres y por qué tienes el cuerpo de Tina? — hace una cruz con los dedos. — Fuera de este cuerpo ente maligno.

La gente de mi círculo social enseguida se daría cuenta, así como él, de que algo extraño me ha pasado. ¿Mi cabello al natural y unos tejanos cortos pero con blusa blanca? La yo que conocen no se pondría eso ni muerta.

— Dos palabras. Mi madre. — le digo dejándome caer ahora sobre uno de los sillones giratorios frente al espejo.

— Irina Kolchenko es el demonio. — susurra apoyando las manos sobre el respaldo de sillón. — Voy a devolverte tu esencia y más te vale ponerte algo digno de la obra de arte que voy a hacerte en la cabeza. — Clava la mirada en Asia. — Ha pasado bastante tiempo desde que no me vienes a ver, como se nota que no me quieres de verdad. — se muerde el labio. — ¿Ya vas a desvirgarte de ese color negro?

— No, eso sí jamás. Pero me llevo una peluca. — advierte.

 Ya sé cuál se va a comprar. Me había comentado por WhatsApp que quería una hasta la barbilla de color azul para salir por ahí de fiesta.

— ¿Y tú, alma en pena? — Betty pega un brinco cuando se dirige a ella. Estaba embobada pensando en algo.

— ¿Yo?

— Quizá un corte de pelo...o... — le hablo.

La chica tiene una cara bonita, pero el cabello es demasiado largo y encrespado, la hace ver un poco descuidada. Pero nada que no se pueda arreglar.

— Te vendría genial hacer unos rizos permanentes. — sugiere Asia.

— Hoy no, sería demasiado repentino.

— Seguro que ya sabrás que Asia y yo hacemos desvergues sin planearlo. — comento sacando mi Xiomi del bolso.

— Y yo suelo ser el cómplice de esos desvergues o soy consciente de todos, me sueltan sus problemas como si fuese su psicólogo. — añade Davies. — Y de ser así, quiero empezar a cobrar más.

Niego con la cabeza.

— Perdona, pero aquí quienes deben cobrarte somos nosotras. Te recuerdo que una revista de prensa rosa vale cuatro euros y nosotras te damos los mejores chismes gratis.

Culpa a lo Prohibido © +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora