𝐀𝐋𝐖𝐀𝐘𝐒 𝐀𝐍𝐃 𝐅𝐎𝐑𝐄𝐕𝐄𝐑 ━━ the originals

iv. the letter

𝙘𝙝𝙖𝙥𝙩𝙚𝙧 𝙛𝙤𝙪𝙧
━━━━ 𝐭𝐡𝐞 𝐥𝐞𝐭𝐭𝐞𝐫

EL SONIDO IMINENTE del timbre resonar por toda la escuela hizo que Hope se sobresaltara en su asiento, golpeando ligeramente la mesa con su lapiz; a veces odiaba tener los oídos tan sensibles. Una chica de cabello pelirrojo la observó con la ceja alzada, mientras sacudía su celular por debajo de su banco, indicando que leyera un mensaje que le había enviado. Hope rodó los ojos y le hizo una señal con los dedos para que esperara.

La pelirroja la miró confundida y Hope simplemente alzó su mano levemente, mostrando tres dedos. Primero bajó uno, luego el del miedo y cuando bajó el último, el sonido de la segunda alarma se escuchó por todo el lugar, indicando su salida.

— A veces me da miedo eso que haces — habló la de cabellos rojos mientras se acercaba al banco —. Y también me hace pensar que debería llevarte a la lotería.

— Tal vez — ladeó la cabeza —. Aunque ni conmigo podrías ganar. Vamos, ya no hay nadie.

Hope tomó su mochila y pasó por la puerta con una sonrisa divertida al ver a su amiga hacer una reverencia, cediéndole el paso.

Charlize Beckham era su mejor amiga desde que esta se mudó con su numerosa familia a la ciudad. La pelirroja tenía cuatro hermanos, todos más pequeños que ella y demasiado revoltosos, mientras que sus padres eran las personas más amables que Hope había conocido. Siempre que iba a su hogar la señora Beckham la recibía con su torta favorita recién horneada y una gran sonrisa, encantada por su visita.

Le parecía curioso como todos parecían tan símiles y a la vez tan diferentes: todos con sus cabellos pelirrojos, a excepción del patriarca de la familia quien tenía el cabello castaño, con ojos verdes y pecas por el rostro. Se divertía viendo como su amiga hacia muchos gestos que ya había observado de su madre, o como los pequeños tenían la misma sonrisa que su padre. Le encantaba ver estas semejanzas, preguntándose si ella también tendría alguna de sus padres biológicos.

No era un tema que Hope soliera hablar con frecuencia, a decir verdad, se podían contar con los dedos de una mano las veces que la castaña había hablado sobre eso. A Charlize no le sorprendía, su amiga era muy cerrada y reservada, siempre pensando dos veces lo que estaba por decir y las consecuencias de ello.

Para Charlize no había persona más fuerte que Hope, y aún sabiendo los rumores que circulaban sobre su ahora amiga y, lo desconfiada y reservada que ella era, se acercó en uno de los recreos ofreciéndole papas fritas.

Desde que Hope la miró con ojos analizadores y aceptó una de sus papas, se hicieron amigas. Por eso mismo a nadie le sorprendió observar a la pelirroja riendo mientras corría por los pasillos de la escuela con la mochila de Hope entre sus brazos, mientras la castaña la perseguía.

— La próxima vez que quieras quitarme algo mío, asegúrate de ser más rápida — habló con un tono amenazador mientras se alzaba del piso, riendo.