Custodiada por dragones!🐉[FatKiriTamaxFem!reader] Lemon 18+ AU

Colmillos

Narras tú.
T/n= tu nombre.

Hace unos tres meses, durante la celebración del solsticio de primavera cuando todavía había un ligero rastro de nieve por los valles cercanos nos enteramos de la terrible noticia.

Los dragones, que creímos que nuestro ejército había conseguido exhiliar hacia las tierras habían regresado y está vez amenazaban con volver al conflicto si la alianza de 9 reinos de Harbhjavar se negaba a proporcionarles cada uno a una doncella de buena salud que cumpliera con una lista de cualidades específicas, indicadas por ellos.

Lamentablemente para mí, el reino al que pertenezco no posee mujeres de sangre noble o edad casadera que ofrecer. Onkhar, mi pueblo, es conocido de hecho, como la cuna de los guerreros de Harbhjavar. En cinco generaciones el rey y la reina no han tenido hijas como descendencia e igualmente la gran mayoría de la población pertenece al género masculino.

Algunos dicen que es debido a la altura de las montañas o a la temperatura del agua, que a veces se manifiesta en forma de vapor que sale de la tierra. Mi padre, un mercader de especias, tiene ocho hermanos y una hermana. Mi madre es la única mujer de su familia. Y como es obvio... yo también  soy la única mujer que ha nacido formalmente en mi hogar.

Es por eso que no se me permite tener amigos o conocer personas hasta el día en que ellos vean *conveniente*. Ellos me dicen siempre que soy su mayor tesoro, pero envidio a las mujeres libres de los otros reinos cuando escucho que pueden salir libremente y formar amistades. Así, mis días pasan mayormente en soledad, leyendo y bordando.

Mi única amistad fue mi nana. Podría decirse que era casi como mi hermana durante aquellos momentos cuando mi madre no se encontraba de buena salud pero ella ya se ha casado y abandonó la casa desde hace un tiempo. Mi vida había sido bastante aburrida desde su partida, los días eran iguales el uno al otro hasta ese momento terrible en que llegaron noticias directas del reino principal.

"Como es bien sabido el clan de los dragones ha regresado a nuestras tierras, ignorando el tratado de la separación de paz firmado hace doscientos años durante el reinado del rey Harbjnak Tercero. Sin embargo, en esta ocasión el líder asignado de su clan, Katsuki Bakugo primero ha propuesto una tregua condicional:

No atacaremos ni dañaremos las cosechas ni ganado de los reinos que nos entreguen, a primera hora el primer día de mayo, una mujer en edad casadera que cumpla con las condiciones anexas a esta carta, bajo nuestra palabra de honor.

Las personas de Onkhar se miraron unas a otras preocupadas cuando el mensajero terminó de recitar. No tenemos mujeres nobles en edad joven. No tenemos de hecho, ninguna mujer suficientemente joven como para ofrecer.

"Perderemos las cosechas".

"Y si traemos a alguien de otro reino? No se darán cuenta... O si?"

Después de discutirlo con las magas, personas que tienen comunicación con los mismos dragones y otros seres, nuestro rey concluyó en que solamente había una opción para proteger a mi aldea.

Y si, es justamente lo que ustedes piensan: sacrifiquen a la hija del mercader de especias. De las condiciones citadas en la carta supongo que algunas coinciden conmigo, pero alguien podría pensar en qué es lo que yo deseo?

Mis padres se negaron en un principio, pero comenzaron a considerarlo cuando el mismo consejo  les propuso un puesto dentro de la corte y dos hectáreas con viñedos fértiles, además de la aprobación del rey para surtir especias con impuestos reducidos: Una propuesta igual jamás tocaría a la puerta en sus vidas.

Es por esto que ahora me encuentro aquí, alejada de la aldea mientras se acerca el ocaso.

Puedo ver el poblado desde la altura de este pequeño cerro. No me atrevería a decir que voy a extrañarlo, pero creía que siempre sería mi hogar de alguna forma.

Volteo mi mirada al horizonte mientras el frío viento de la noche comienza a soplar. Los dragones pueden llegar en cualquier momento.

"Ahí vienen t/n. Procura actuar calmada". Me dice una de las dos sabias magas que me han acompañado. Ellas mismas han sido las encargadas de vestirme y peinarme para esta ocasión, preparando todo para venderme como alguien de la nobleza.

Las ropas que llevo puestas me pican y son pesadas e incómodas. Casi no puedo moverme y cubren la mayor parte de mi cuerpo en materiales rígidos con cuentas de vidrio bordadas de forma cuidadosa.   Igualmente me han recogido el pelo en un elaborado estilo de trenzas que me provocan comezón y dolor. Sé que debo de parecer jovial y contenta para ser un buen tributo, pero nunca me he sentido tan miserable.

Trago saliva cuando escucho el aleteo de un par de enormes alas. Después hay otro par que le sigue y por último, un aleteo más suave, que puede indicar a un ser más pequeño.  Cuando alzo la mirada puedo verlos cruzando el cielo, en dirección a nosotras.

Son reales.