𝙐𝙠𝙞𝙩𝙖𝙠𝙚 - 𝟭

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𝓐𝓶𝓸𝓻 𝓭𝓾𝓵𝓬𝓮

Emiko miró el reloj preocupada por no irse a tiempo, llegaría tarde a su escuadrón, no quería obtener una sanción y una falta

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Emiko miró el reloj preocupada por no irse a tiempo, llegaría tarde a su escuadrón, no quería obtener una sanción y una falta. Había visitado a su mejor amiga en esa mañana para curarle su resaca antes de que la viera el capitán Toshiro.

- Lo siento Rangiku, tengo que irme -se disculpó Emiko apenada, dejó servido más té enfrente suyo y le dio unas pastillas.- Debo atender a él capitán Ukitake, ya es tarde...

- No creo que a él le moleste, mucho menos si se trata de ti Emiko-chan -dijo Rangiku mirándola con una ceja arqueada y una sonrisa lasciva, Emiko la vio confundida cuando chocó su codo en su brazo de manera rara. Ella quitó el trapo húmedo de la frente de Rangiku y tenía los ojos como platos.

- ¿A qu-é te refieres? -cuestionó Emiko avergonzada ya que la pelinaranja lo decía en doble sentido, un tomate envidiaría el tono carmesí de su cara.

La shinigami cubrió su cara con su cabello largo lila que le llegaba a su cintura. Quería que no notara su sonrojo. Parecía que estaba con su madre los fines de semana presionándola para encontrar un esposo presentándole muchos pretendientes de nobles familias con la finalidad de un matrimonio futuro.

Pero ella no quería conocer a alguien más, solo tenía a Ukitake en sus pensamientos. Desde hace meses comenzó a sentir cosas por él, no se atrevía a confesarle su amor.

Emiko era muy tímida, tartamudeó solo por escuchar el nombre "Ukitake" que tanto le gustaba. Parecía una adolescente avergonzada por ser descubierta ante su primer amor. Le daba vergüenza saber que los demás notaran sus sentimientos por él.

Nadie lo sabía según ella, lo admiraba desde hace tiempo que comenzó a tratarlo por sus visitas médicas y lo consideraba su amigo aunque creía que sería indebido romper la relación entre capitán y subordinada.

Para eso existían niveles. Conocía al capitán y era muy respetado entre los capitanes por ser honesto y leal. No quería romper con los niveles entre ambos, no sería adecuado y ella solo quería conocer el amor puro con bondad.

Todavía recordaba cuando apenas ella iba a la academia de segadores y lo vio por primera vez, abriéndose paso entre estudiantes llamando siempre la atención por ser el capitán y ella estaba ahí en el fondo, con su uniforme de estudiante y su cabello muy corto pasando desapercibida para él.

El rastro de esa chica se alejó, su cabello era muy largo y sus ideas se enfocaban en el cuarto escuadrón, siendo la tercera al mando. Había madurado en los años de su entrenamiento. Pero no se alejó el pensamiento sobre él desde que lo vio. No había cambiado en lo absoluto.

- No te das cuenta Emiko-chan -dijo Rangiku burlona con una risa.- Eres la única que le importa al capitán.

Ella se levantó y negó su cabeza varias veces, Rangiku repitió la acción poniéndose de pie y asintió de misma forma llevando la contraria. Si cualquiera las viera se reiría.

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