Words.

Música ochentera.

Tenías que arruinarlo.
Arruinar todo lo que más amo.
Tenías que gastarlo hasta agotarlo.
Porque para ti nunca hay abasto.

Ahora ya no puedo usar mis zapatos preferidos sin pensar en ti.
Ahora no puedo recordarte sin pensar en todas las cosas que debí decir.

Todas las historias de amor acaban en tragedia.
Pero no teníamos que dejar que lo mismo nos sucediera.
Ahora siempre escucho tus te amo en esa música ochentera.
Música que yo sabía que no le dedicarías a cualquiera.

Debiste pensar en lo duro que sería para mí.
Que ahora tengo que escuchar esas canciones a diario intentando no sufrir.
Y cuando en la calle la suenan oculto mi sentir.
Aunque ha pasado más de un año, tus canciones siguen siendo para mí.

¿Aún las escuchas pensando en nosotros?.
Porque después de ti, cariño, yo ya no pienso en ningún otro.

Extraño pretender que conozco las letras de cada una de tus canciones.
Extraño pretender que eres el eterno amor de mis amores.
Supongo que de nosotros dos nunca conocimos las mejores versiones.
Ahora somos la página en blanco de un poeta que nunca supo redactar oraciones.
Ahora somos el vacío de tu boca que nunca supo darme explicaciones.

Aún recuerdo cómo ponías esa música para mí.
Debí suponer que era el inicio de nuestro fin.
Pues estos amores tan intensos siempre te hacen sufrir.
Y es que entregas todo sin pensar que algún día te han de herir.
Entonces creo que es la única manera en que el amor se puede definir.

Debí presentir que todo esto tendría un fin inevitable.
La vez que callaste la música cuando subí al auto de tu padre.
Ahora toda nuestra historia tiene tantos sucesos innombrables.
Pero yo jamás pensaría que nuestras vivencias fueron un fraude.

Porque tu amor sonaba como la música ochentera.
De esa que no le dedicarías nunca a cualquiera.
Y aunque yo prefería más la música de esta nueva era.
Yo siempre le pondría pausa para escuchar tu música ochentera.
Porque yo te amé como nunca amaría a cualquiera.