𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 4

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ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤMis manos te han olvidado
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤpero mis ojos te vieron
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤy cuando es amargo el mundo
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤpara mirarte los cierro.
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤSalvador Novo.
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La mire por un momento no demasiado largo, muchos recuerdos me golpearon, las sensaciones de un verano remoto: la calidez de sus brazos y la ternura de su mirada. Era mi mejor amiga, ella nunca me mentiría por qué me amaba demasiado ¿Por qué no hablar con ella sobre mis vecinos? ¿Por qué no preguntar sobre ese nombre que se repetía en mi
cabeza? No importa que haga o con quien, de igual forma me siento incompleto, demasiada compañía me sofoca y muy poca me produce pánico.
—Nazz...—antes de continuar la oración, sonríe. Supongo que llevo tiempo sin tratarla con familiaridad.
—Vamos a la escuela. No hay que detenernos, mientras caminamos podremos platicar. — asiento ligeramente con la cabeza, es un poco tarde y ella es puntual, al menos eso creo.
Mientras proseguimos la marcha intento escuchar, pero no puedo; ella no para de hablar y reír cada cierto tiempo lo que me hace pensar todo aquello que no tengo y está perdido
en mi subconsciente. No distingo una idea de la otra. Me gustaría encontrar la forma de cuestionar sin ser demasiado tosco, violento, no recuerdo que alguna vez sintiera esta
necesidad. Ya no importa, quiero respuestas.
—Nazz— para en seco su discurso sobre alguna amiga de los dos— ¿Sabes algo de mis vecinos de enfrente? Mi madre dice que se mudaron, pero quiero saber si yo los conocía o a
su hijo — ¿tenían un hijo? Una pausa para pensar en la información que siempre estuvo allí.
—Kevin... ¿qué te ha contado Eddy acerca de esto?— Incluso hemos dejado de avanzar por completo; siento que también el reloj ha dejado de marcar el tiempo, el mismo tiempo se
ha detenido.
—Nada, en realidad—la cara de Nazz es indescifrable, pareciera que mis palabras son imposibles de asimilar.
—Ellos no estaban mucho tiempo en casa, pero tenían un hijo. Un chico solitario, muy inteligente y algo raro, bueno veras... él era un obsesivo del orden y la limpieza. Creo que por
eso no tenía muchos amigos ¿Kevin? — no es suficiente, mi corazón se acelera y yo quiero más, no una simple descripción.
—Su nombre—exijo— ¿cuál era su nombre?— mi petición parece dolerle a mi amiga en lo más profundo, sus ojos comienzan a brillar, se llenan de sentimientos que desean salir en
forma de lágrimas. Contiene la respiración.
—Él se llamaba...—sus labios están a punto de decirlo.
—¡Kevin! ¡Hey! ¿Por qué no me esperaste? Hola Nazz— Eddy la detuvo, se escapa un suspiro profundo de mi pecho, en este momento lo odio. Quiero llorar de rabia, sentí que si lo
escuchaba por fin el vacío, el desconcierto y el miedo desaparecerían; mientras se acercaba el momento creí percibir el vuelco a mi corazón con una sola palabra. Una silueta
borrosa, no veo sus ojos, pero la siento, mi vida, mi vida en sus manos ¿ Quién eres?
—Hola Eddy— mi amiga se gira, se detiene después de dos pasos—lo siento...— ¿Por qué te disculpas? ¿Qué me oculta el mundo? Una conspiración para que me quedé en lo
profundo de un mar ahogándome mientras los demás respiran.
—Eddy...—corrió por mí, me conmueve en lo más profundo. Quiero abrazarlo, sin embargo no servirá de nada, el vacío sólo aumentara.— Vamos a la escuela, ya casi es hora—noto
una sonrisa de alivio y un leve rubor de alegría.
No es tan fácil dejar pasar la sensación de dolor, no sólo es emociona. Me duele el pecho, me pesa el aire, me quema la luz del sol en la piel así como el toque de los demás,
intensas punzadas taladran mi cabeza. No hay respuestas ante el porqué de tanto calvario, nadie me las dará. Todo me conduce a la casa de enfrente, me llama con insistencia mi
propia desesperación. Al final del día aliviaré el dolor, recordaré o me quedaré varado en un océano de un mundo ajeno y extraño.
—¡Por fin! Mañana es sábado ¿no te alegra, Kevin?—se comporta extraño desde que hablo con Nazz.
—Sí, Eddy— me toma de la muñeca con demasiada fuerza, parece suplicar algo. — Creo que no podré volver contigo a casa, quiero ver el entrenamiento de mis compañeros. Nos
vemos.
Sin un beso furtivo, sin una dulce sonrisa, sin una caricia, sin una migaja de amor, sólo la sensación punzante en mi muñeca de su piel y su fuerza. Una despedida fría me deja en
la desolación con el corazón asfixiado, los sentidos ausentes y la abrazadora soledad. Cada paso lejos de él carcome mi espíritu y me destroza, creo que ya he llorado lo suficiente,
pero las lágrimas no dejan de fluir. ¿Qué pasó? ¿En qué momento deje de ser suficiente? ¿Alguna vez fui lo suficiente? Un breve momento aledaño llega a mí, una simple palabra,
un nombre dicho en un sueño; Eddward. Cabe mi propia tumba.

El vértigo de la vida sin ti❤︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora