CAPÚTULO 2

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Noto como la sangre fluye de mi herida, deslizándose por mi pierna y haciéndome gemir del dolor. Las lágrimas corren por mis mejillas mientras hago todo lo posible por escapar de esa pesadilla. Mi hermana tira de mi, y al fin, entre mis tirones y los suyos, consigo escapar de esa terrible mandíbula que atrapaba mi gemelo entre sus dientes. En un abrir y cerrar de ojos cierro rápidamente la puerta, hecho la llave y busco por la ventana de la puerta aquel terrible monstruo que ha intentado arrastrarme con el hacia la oscuridad. No veo nada, estoy a punto de retirarme pensando que se ha marchado cuando veo de repente un rostro demoníaco sujetarse a la ventana.

Contemplo asombrada aquel odioso monstruo, a penas se podría describir su aspecto, es indudable que tiene la forma de una persona, pero ni siquiera se distingue un rostro en su supuesta cara, aun que se aprecia unos intensos ojos rojos en los que podrías perderte con solo mirarlos, es tan raro... es como... ¿una sombra?

Me da un vuelco al corazón cuando veo cómo abre un agujero que parece ser su boca. Creo que me voy a desmayar al ver en ella unos grandes colmillos, seguidos por una afilada dentadura y una especie de agujero negro al comienzo de su garganta.

No puedo evitar mirar fijamente ese agujero que cada vez se hace más borroso, ¿o quizás sea yo quien lo ve borroso? Sea lo que sea, me dejo envolver por esa dulce sensación que arrastra mi cuerpo a una espiral de dulces y delicados sueños. Creo ver a mi madre tendiéndome la mano, rodeada por los fuertes brazos de mi padre al final de ese agujero. Alargo la mano para unirme a ellos, pero un fuerte empujón me aparta de ellos y me hace volver a la normalidad. Estoy tumbada en el suelo, miro a mi hermana, que esta de rodillas frente a mi, cuando oigo un grito atronador en el exterior.

-El Devorador de Almas.- dice mi hermana con una mirada cargada de miedo. La miro desconcertada, y ella señala mi pierna herida para indicarme que así es cómo se llama la criatura que me ha atacado.

-¿Se ha ido ya? - mi voz suena rota, a penas logra distinguirse mi pregunta de un sollozo. Mi hermana niega con la cabeza.

-¿Sigue ahí? - mi pregunta suena cargada de temor, y me odio solo por eso. vuelve a negar con la cabeza.

-¿Entonces..?- miro a Marc, que en estos momentos parece aún más inocente que nunca... aún no creo que ya tenga diez años, acto seguido miro a mi hermana María, que no aparenta tener ya veintisiete años; ahora es cuando comprendo lo que significa las respuestas de mi hermana... vendrán más Devoradores de Almas.

SOMBRAS EN LA OSCURIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora