3.Malditas etapas.

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Capitulo 3.

Desperte.

No porque los rayos del sol cubrieron mi cara, tampoco porque me despertaron con un beso, menos porque los putos animales me vinieron a levantar. Sino que el horrible sonido que sale de afuera de la habitación, hizo que abriera de inmediato mis ojos.

¡PIP!, ¡PIP!, ¡PIP!,

−¡Bueeeeeeenos Dias, alumnos del internado Johnson!. Se les ruega por favor levantarse, para poder ir a la salón de reuniones. Cuando todas las habitaciones de este piso, estén vacías, la alarma que se está tocando ahora, podrá parar, repito solo si las habitaciones son desocupadas.

¡PIP!, ¡PIP!, ¡PIP!, ¡PIP!, ¡PIP!, ¡PIP!, …

−¡Apaguen esa maldita cosa! −grite mientras ponía mi almohada sobre mi cabeza.

¡PIP!, ¡PIP!, ¡PIP!,

−¡Déjenos DORMIR! −grito Tatu.

¡PIP!, ¡PIP!, ¡PIP!,

−¡Odio esto, LO ODIO! −se quejo Pinki.

¡PIP!, ¡PIP!, ¡PIP!,

Varias maldiciones se escucharon de afuera de nuestra habitación.

¡PIP!, ¡PIP!, ¡PIP!,

CALLATE MALDITA COSA.

¡PIP!, ¡PIP!, ¡PIP!,

Saque la almohada de mi cabeza y vi que Pinki comenzó a levantarse.

Su pelo está lleno de unos extraños tubos y también tiene una cosa verde en la cara junto con unas rebanadas de pepinos en sus ojos.

Creo que me asusta más ella, que la alarma.

−¿Qué estas haciendo? −le pregunte.

¡PIP!, ¡PIP!, ¡PIP!,

−Si esta es la única forma, de que esa horrible alarma pare − quito bruscamente los pepinos de su cara.− Entonces me levantare.

Dicho eso comenzó a ponerse sus pantuflas y su bata rosada.

−¡Dame!, ¡Dame!, ¡Dame! −le pidió Tatu con ojos de niña.

Pinki le dio los pepinos y Tatu se los comió de un dos por tres.

Que rico. Pepinos con sabor a ojos, toda una delicia.

¡PIP!, ¡PIP!, ¡PIP!,

−Tan rápido te rindes. −dije bostezando −…yo intentare dormir otro rato.

−Si, yo también −dijo Tatu con la boca llena, metiendo su cabeza bajo las sabanas.

−Mientras ustedes dos −nos apunta Pinki− intentan dormir, cosa que creo imposible, ire abajo a buscar algo a la cafetería.

−Como sea −dijimos Tatu y yo al uníso.

***

¡PIP!, ¡PIP!, ¡PIP!,

Han pasado como 20 minutos y no he podido ni pestañar. La maldita alarma no se calla nunca.

−¿Has podido dormir? −pregunta Tatu con voz cansada.

¡PIP!, ¡PIP!, ¡PIP!

¿Tu que crees? −pregunte de mala forma.

−Sabes que…−saco bruscamente su frazada de encima− Me aburrí. ¡Si ellos nos quieren levantar con la maldita cosa esa, lo lograron conmigo!.

Sangre de chicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora