Una vez que sus padres subieron al avión, las niñas subieron al taxi, el cual las dejó en su casa du nuevo luego de unos minutos.
La primera en entrar a la vieja casona, ansiosa, fue Carolina. Natalia, sin embargo, era la menos contenta con todo el cambio que estaban viviendo; mientras que Jimena solo la intentaba alentar al igual que comprender lo que pasaba por su cabeza. Cristal las recibió contenta, les daba a entender que la compañía de sus dueñas era consoladora.
Lo único que les preocupaba realmente era que los ruidos extraños no las dejaran dormir de noche.
Para la cena, Jimena y Natalia quedaron en la cocina, la primera comenzó a llamar a Carolina, la cual no contestaba. Como al tercer llamado ella apareció por el gran corredor, resultó que solo estaba en el baño, cosa que le pareció muy extraño a Jime ya que había oído ruidos extraños provenientes de las escaleras.
Ninguna de las tres tenía ganas de comer, aunque por diferentes razones. El calor, despedida, la incertidumbre por la nueva vida de algunas, y la ansiedad de aventuras, por la otra. Comieron y bebieron casi sin hablar hasta que Carolina propuso que durmieran las tres juntas en la habitación que compartían Jimena y Natalia. Juntaron las dos camas. Esa era la primer noche solas y así se darían coraje.
Al acostarse las hermanas, Carolina se quedó en su mundo, contando algunas historias mientras que Jimena solo le pedía que se callara. En una de las historias Caro mencionó a un lobo, lo que a Nati le hizo pensar en Cristal. Las tres se pusieron a gritar el nombre de la siberiana para ver si estaba por allí, en uno de los silencios se escuchó unos crujidos que venían de la escalera que estaba justo encima de esa habitación.
Creyeron encontrarla, pero solo eran sus pisadas las que se veían. Jimena pensó que el sonido provenía de los muebles viejos, Natalia que era Cristal investigando la casa, pero Carolina quería saber la verdad, así que se alejó de sus hermanas para investigar. En cuanto Natalia dio unos pasos ya había tropezado con la siberiana, la cual estaba asustada por el escándalo había salido debajo de las camas que ellas habían juntado momentos antes. Debido al miedo, junto a Cristal se durmieron, con las luces encendidas y con la radio a todo volumen.
A la mañana temprano, Carolina era la primera en despertar. Estaba muy decidida a hurgar en toda la casa, empezando por los muebles cerrados con llave ya que había visto por allí un juego lleno de ellas dentro de un jarrón verde en la habitación de sus padres. Usaría su mañana para emplear muebles y más adelante se dispondría a revisar el piso de arriba, el cual le causaba ansiedad y un cierto miedo a la vez. Cuando entró al cuarto por las llaves se acercó a la ventana que daba hacia la maleza, algunas plantas estaban florecidas y el olor se le hacía familiar y a la vez difícil de recordar.
Luego de haber tomado las llaves, Carolina se dispuso a abrir cada puerta y buscar en cada habitación cosas que aún ella no sabía. Sentía que tenía un mandato, una misión... la sensación de rareza crecía en su interior mientras sus acciones se volvían mecánicas y más persistentes a encontrar algún secreto en ese lugar. Un gobelino le había llamado la atención, creía que tal vez podría haber una puerta secreta o escondrijo. Golpeó varias veces pero solo se escuchaba un hueco. Y a eso se dedicó Carolina durante todo el día, hurgar, revisar, abrir viejos muebles y hasta a hacer hallazgos de ciertos objetos, entre ellos una cajita musical que no servía pero que el olor nuevamente familiar que desprendía la llevaba a tener la misma extraña sensación que tuvo en la mañana.
En la cena, las hermanas oyeron nuevamente crujidos, esta vez proveniente de la puerta. Jimena estaba harta de los ruidos y extrañada de que Carolina no sintiera temor. Ella y Nati fueron a acostarse mientras que Caro quedó con Cristal en la cocina. Mientras la lavaba los platos podía oír como los ruidos seguían y eran provenientes de lugares inciertos, hasta le pareció escuchar a una puerta abrirse. Cristal fue hacia el pasillo para investigar aquel ruido mientras su dueña la seguía. Ambos quedaron paralizados al escuchar pasos provenientes de las escaleras de la planta alta. Mientras que en la habitación, Jimena abrazaba a su pequeña hermana para protegerla y así ambas poder esconderse detrás de la música que sonaba a todo volumen en allí.
La llamada de sus padres las levantó temprano esa mañana, sus padres los extrañaban y ellas igual.
Paea pasar el rato Jimena propuso ir a uno de los shoppings que se había inaugurado recientemente pero Carolina se negó a ir, dijo que se quedaría a lavar guardapolvos pero solo era una excusa para seguir investigando la casa. Una vez sola, tuvo un impulso de ir hacia la habitación donde habían dormido sus padres. Tenía tantos impulsos desconocidos para ella. Dejando atrás uno de ellos, corrió al escritorio y tomó las llaves que tenía en su pantalón, las cuales había encontrado dentro de un mueble abierto gracias a las llaves que estaban dentro del jarrón verde. Fuera de poder abrir aquel bello secretaire, con una diminuta llavecita abrió un cajón, en el cual había otro manojo de llaves que de seguro abriría los cajoncitos de aquel secretaire. Lo que había llevado a Carolina a saber que: había que encontrar la llave justa y ésta la llevaría al hallazgo de las demás. Mientras husmeaba los cajones recordó que había dejado los guardapolvos en remojo, así que los fue a buscar para extenderlos. Mientras lo hacía, pudo observar desde la azotea el patio de sus misteriosos vecinos. La mujer tejía y el hombre miraba algo muy concentradamente. Los aullidos de Cristal la desestabilizaron y allí fue donde supo cuál era la inquietud de su perro, un gato negro, el cual luego de la reprimenda de Caro a su mascota, se acercó para ser acariciado por ella.
![](https://img.wattpad.com/cover/272304435-288-k754902.jpg)
YOU ARE READING
Heredera de un secreto
AdventureUna familia, que hereda una antigua casona en el barrio de Flores, se instala en ella con la intención de reciclarla. Cuando los padres viajan a Ushuaia y las tres hijas se quedan solas, comienzan a suceder cosas extrañas en la casa. Autor: Elisa Ro...