06: ❛ ESPÍRITU ADOLESCENTE. ❜

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CAPÍTULO SEIS: "HUELE A ESPÍRITU ADOLESCENTE"

Qdegenerado es el tiempo, o degenerativo, no lo sé. Pero cada segundo que pasa, se siente una eternidad, ¿Realmente valoramos lo que tenemos en el segundo que lo tenemos? No nos damos cuenta que de un segundo hacia otro, la taza de té que estamos tomando con felicidad, estará vacía. ¿No nos damos cuenta que está vacía? ¿O preferimos ignorarlo? El tiempo es relativo, o es relativa la forma de verlo, ¿no? Lo único que sé, que no es relativo, es que hace días que la angustia mata mis neuronas, aunque no sé si eso será posible. Mi cabeza está horas asimilando situaciones, o imaginando algunas que no sucederán.

—Melia... Te estás carcomiendo la cabeza.

Escuché una voz al lado mío. Mamá.

—Perdón.—Dije después de un suspiro.

—No pasa nada, corazón.—Me sobó la espalda.—¿Cómo te fue ayer con tus amigos, huh?

—Bien, estuvimos paseando por el pueblo.—Dije, faltaría "y aprendiendo cosas sobre el, que nadie quiere saber." pero está de más.

Suena el teléfono de línea.

¡Ring! ¡Ring! ¡Ring!

Ugh, qué ruido irritante.

Mamá va a paso rápido para atender. Saluda y dirige su mirada hacia mí.

—Hablando de Roma.—Subió las cejas.—¡Hija! Es un tal Bill.—Me hizo una seña para que vaya a hablar con él. Me paré y con entusiasmo agarré el teléfono, me alegró que me haya llamado.

—Hey Billy-Bill.—Saludé.

—Hey Meli-Mel.—Rió por el estúpido apodo.

—¿Qué cuentas? No puedes estar más de un día sin escuchar mi voz angelical.—Alardeé sarcásticamente.

—Des-desearía que fu-fuera eso Mel.—Ese comentario me desconcertó un poco.—No hay ti-tiempo para expli-explicártelo. Ven a casa, ahora.

—No lo dudes, espérame.—Corté.

—¿A dónde te crees que vas?—Pregunta mi mamá.

—Tengo que ir a casa de Bill, es urgente.—Le supliqué con la mirada.

—¿Qué cosa tan urgente pueden hacer niños de secundaria?—Rodó los ojos con gracia.—Está bien, pero escucha, vienes temprano. Nada de hacerte la rebelde y llegar tarde, ¿Escuchaste?

—Sí, nada de hacerme la rebelde. ¿Puedo irme?—Sonreí inocentemente.

—Sí Amelia, cuídate. Realmente, cuídate.—Sentí el temor en su voz.—De aquí a la casa de Bill, y de la casa de Bill a aquí, nada de pasear.

—Bien má, te amo ¡Adiós!—Corrí hacia la entrada rápidamente.

Tomé una campera del perchero el cual se encontraba al lado de la puerta, agarré las llaves, el skate y partí a la casa de Bill. ¿Irán todos? ¿Qué es tan urgente para llamarme? Debería dejarme de hacer tantas preguntas, mi cerebro hiperactivo debería dejarme en paz de una vez por todas, pero ¿Por qué Bi-...?

𝗞𝗜𝗟𝗟𝗘𝗥 𝗤𝗨𝗘𝗘𝗡,, richie tozierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora