Capítulo 4

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No sabía qué contestar. Mi tía me miraba amenazante, se acercaba cada vez más.

-Dime Victoria, ¿Dónde has estado?- preguntó mi tía.

-Pues, verás, terminamos el trabajo pronto por lo que nos fuimos a tomar un batido- contesté.

-Está bien, pero avisame la próxima vez, que me preocupo- dijo.

Entonces suspiré, uff, se lo ha creído.

-Si, si...-dije mientras subía a mi habitación.

Solo podía pensar en Ángel, gracias a él estoy aquí. Y sus ojos verdes tan bonitos. ¿Pero qué estoy haciendo? ¿Porque pienso tanto en él? Venga, tengo que dormir.

Apagué la luz y me envolví en la manta.

-Victoria, levanta, vas a llegar tarde- dijo una voz mientras me movía.

Abrí los ojos y pude ver a mi tía.

- ¿Qué pasa?- pregunté.

-Vas a llegar tarde- dijo ella.

Miré el reloj, ¡oh no! Me levanté de un salto, me peiné , me lavé los dientes y cogí los primeros pantalones y la primera camisa que vi. Cogí la mochila y salí corriendo de mi casa, sin despedirme siquiera.

Cuando llegué Olivia y Sandra no estaban, supuse que ya habían entrado a clase. Corrí a toda prisa hasta mi clase y justo cuando entro toca el timbre.

-Justo a tiempo- me senté en mi mesa con la respiración entrecortada.

-Vicky, creí que no venías, ¡que pasa!- dijo Olivia.

-Nada, no me ha sonado el despertador- dije.

Justo llega el profesor y empiezan las clases.

Pasaba el tiempo hasta que llegó la hora de Educación Física. La maestra nos puso a correr sin parar y como tenía mucha sed puse la escusa de que me sentía mareada. Bajé las escaleras del patio y fuí a beber agua a la fuente.

-Así que escaqueándote de las clases ¿no?- dijo Carlos.

Lo miré de reojo con mala cara.

-¿Tú no lo has hecho nunca o qué?- dije.

-Claro, pero no me lo esperaba de tí- dijo.

-Es que hoy me encuentro algo cansada y no me apetecía correr- dije sentándome en un banco.

Carlos me siguió y se sentó a mi lado.

-Hasta sudada estás guapa- dijo sonriendo.

Me sorprendió, me puse colorada.

-No digas tonterías- dije apartando la mirada - Bueno, y tú ¿Qué haces aquí?

-Tenía ganas de salir un rato- dijo él.

Estaba nerviosa, no sabía que decir, los dos estábamos en silencio, pero me sentía bien a su lado. Lo miraba de reojo, tenía los mofletes hinchados, hacía pompas con el chicle, pero parecía tan tierno.

-Oye Vicky, ¿se te dan bien las mates?- preguntó Carlos

-Bueno, no suelo suspender- dije.

-Eso me basta, ¿Me harías un favor?-dijo.

-Depende- contesté

-¿Podrías ayudarme con las mates? Tengo un examen pronto y quiero aprobar- dijo

-Claro- reí

-¿Por qué te ríes? - dijo mirándome sorprendido.

-No sabía que eras esa clase de chico, pensaba que no estudiabas - contesté sonriendo

-Bueno, depende de la asignatura- dijo- entonces, ¿Quedamos el viernes?

Iba a contestar un sí cuando me acordé de lo que me dijo mi tío. El modelo pensé, tengo que buscar uno para el viernes. ¿Se lo pregunto a Carlos? Es guapo....no, no creo que quiera, no es esa clase de chico.

-Lo siento, pero tengo algo importante que hacer, ¿Que tal el sábado?- dije.

-Está bien- contestó- me das tu número y ya te digo la hora.

Lo miré desconfiada, pero no tenía malas intenciones.

-Sí, dame tu móvil y te lo apunto- dije tendiendo mi mano.

Carlos me dió el móvil y le apunté mi número.

-Ha sido la escusa perfecta eh, ya tengo tu número- dijo riendo

-¿Eh? ¡Carlos!, ¿para qué quieres mi número entonces?- dije frunciendo el ceño.

-Es broma, es broma, lo del sábado sigue en pie- dijo levantándose del banco- me voy, creo que llevo aquí mucho rato, ¡hasta las 4 empollona!

-¡Sh! ¡No lo digas en voz alta!- dije con el ceño fruncido.

Carlos se fue así que también era hora de irme yo.

Había sonado el timbre y era última hora.

-¡Vicky! ¿Dónde estabas? -preguntó Sandra

-Fui a descansar al patio de abajo y he estado hablando con Carlos un rato- dije.

-¿Carlos? ¿Quién es ese chico? ¿Es guapo?- comenzó a preguntar Olivia.

-Es un chico que he conocido en las clases de castigo- dije sonriendo

-¿Te gusta?- preguntó Sandra

-¿Qué?-dije casi gritando- ¡no! Es solo un amigo.

-Así se empieza- dijo Olivia mirándome con una sonrisa.

Simplemente me giré y cogí mi mochila.

-¡Chicos! la maestra a faltado- dijo una de mis compañeras.

Genial, podía aprovechar la hora para hacer los deberes y poder tener la tarde tranquila. Además ¡he quedado con Ángel!

-Olivia, Sandra, me voy a casa tengo cosas que hacer, ¡Nos vemos mañana!- dije corriendo mientras salía por la puerta.

No dejé a las chicas ni tiempo para contestar.

Llegué a casa pero mi tía no estaba, subí a mi habitación e hice todas las cosas que tenía que hacer y bajé a por algo de comer. Entonces me dí cuenta de la nota que había en la mesa "He ido ha hacer unos recados, volveré algo tarde. Tienes la comida en el microondas".

Bien, así que estoy sola eh, bueno, puse la radio a todo volumen y empecé a comer. Al terminar, miré el reloj, las 3:30. Decidí salir ya a la clase de castigo así podría caminar en lugar de correr. Salí de mi casa y cerré la puerta. Iba escuchando música con el mp3 mientras hablaba con Olivia y Sandra por el movil, entonces no me di cuenta que había un patín en el suelo, lo pisé y casi caigo de cabeza al suelo.

Menos mal que alguien me agarró justo a tiempo.

-¿Estás bien?- preguntó Carlos mientras me tenía agarrada

- ¿Carlos?- dije confusa- Gracias.

Simplemente nos quedamos inmóviles, sin decir una palabra, mirándonos fijamente a los ojos. Estaba completamente perdida en su mirada cuando ambos reaccionamos al escuchar una voz.

-Perdona hija, ¿Estás bien? Es que mi hijo es algo despistado y se ha dejado el monopatín ahí, perdón- dijo una mujer de unos 30 años

-No pasa nada, no se preocupe- dije mostrando una sonrisa.

Entonces Carlos y yo nos miramos avergonzados por lo que había pasado.

-Bueno, vamos a clases que al final llegamos tarde- dijo Carlos adelantándose.

Un Pequeño SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora