Capítulo 1

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El móvil vibraba constantemente, lo saqué de mi bolsillo y sin mirarlo lo tiré, allí abajo sonó un 'ploof' y el agua se lo tragó. Hacía viento y me sentía bien allí arriba, a veces me preguntaba porque no soltarme y simplemente dejarme caer y que el agua me tragara a mí también. Nada en todo el año había salido bien, había sido un completo desastre. ¿Por qué seguir aquí? ¿No es mejor desaparecer? Nadie me va a echar de menos. Así que solté una mano de aquella barra del puente. ¿Por qué no probar lo que se siente al volar?

*Flash Back*

- Victoria, vas a llegar tarde al instituto - dijo mi tía.

- Vicky - dije algo molesta.

Sí, me llamo Victoria, pero prefiero que me llamen Vicky. Vivo en una pequeña ciudad con mi tía. Mis padres murieron en un trágico accidente cuando yo tenía 15 y de eso han pasado ya 3 años, si sabéis sumar podréis adivinar mi edad. Para dar más pistas diré que estoy en 2º de bachiller.

Cogí la mochila, me despedí con un simple "hasta luego" y cerré la puerta. Después de andar 15 minutos llegué al instituto donde me esperaban mis mejores amigas Olivia y Sandra. No soy popular ni lo seré nunca, es más, ni quiero. Mejor dos amigas verdaderas que 10 falsas. No soy esa clase de chica que presume por todo y tiene que estar rodeada de gente guapa. No me gusta clasificar a la gente por grupos, pero si es así creo que yo estaría en el de friki o no.

- ¡Por fin llegas! Creí que no vendrías - dijo Olivia.

- Siempre llego y llegaré tarde, lo sabes - dije mostrándole una sonrisa.

- Pues no te acostumbres, eso no es tan bueno, Olivia y yo siempre tenemos que esperarte y sabes que a mi me gusta llegar con tiempo y organizarme - dijo Sandra un poco molesta.

- Está bien...- dije.

- Bueno, vamos a entrar ya - dijo Olvia.

Pasaron las horas y llegó el recreo, así que salimos a desayunar a una cafetería. Era el único rato en el que podía relajarme lejos de mis compañeros. No me llevo nada bien con ellos, no llevo muy bien eso de ser sociable, soy muy cerrada y me cuesta abrirme a las personas y más a los de mi clase. Por decirlo de alguna manera, son todos unos consentidos que consiguen lo que quieren, tienen dinero y además te juzgan por todo y se creen guays. No sé como puedo seguir soportándolos y creo que tengo suerte de tener a mis dos mejores amigas sin ellas todo sería diferente. Las conocí en primaria y ahora somos inseparables.

-Estoy agobiada, no sé que hacer con Gabi- dijo Sandra.

Gabi o Gabriel era el novio de Sandra desde hace casi 2 años y al parecer estaban sufriendo una crisis.

-Sandra, ¿Le sigues queriendo?- dijo Olivia.

-Pues claro, pero no de la misma forma que antes- dijo Sandra apenada.

-¿Te sientes atraída por otros chicos?- dije

-Pues...no...realmente...o....si...no sé..-dijo Sandra nerviosa.

-Meeec, eso es que quieres otros aires-dijo Olivia-necesitas conocer a otras personas, sentir algo diferente.

-Pero ¿y si después me arrepiento? -dijo Sandra.

-No le hagas caso a Olivia, ya sabes como es, le gustan todos y se lía cada día con uno diferente-dije

-¡Ey! ¡Es lo mejor que hay sin compromisos! Además eres la menos indicada para hablar de esto- contestó Olivia.

La verdad es que yo no comprendo mucho eso del amor, ¿existe?. Si te enamoras de verdad de alguien supuestamente es "un para siempre", no "hasta que me canse". Nunca lo entenderé, yo he conocido a muchas personas y ninguna me ha hecho sentir especial, al parecer eso es el amor, alguien que te eleva hacia las estrellas sin tocarte ni un pelo. No sé que teoría seguir si la de Olivia "Todos los tíos son de usar y tirar" o la de Sandra "El amor es algo único" al fin y al cabo todo termina o  se rompe o se muere. Y para qué quiero sufrir. Es mejor estar sola, no necesitas a tu "media naranja" para estar completa, tú puedes ser la naranja entera. Por eso paso de esas cosas.

-Claro, lo siento, tu eres la experta en eso del amor- esbocé

Olvia rió.

-Perdona, pero en esta mesa ninguna es una experta, ni siquiera Sandra, que se ha cansado de Gabi.

-No me he cansado, Gabi es y será siempre el chico perfecto-dijo Sandra

-Pero...-dije

-Pero no sé que nos pasa que ya no sentimos lo mismo- contestó Sandra.

-¡Ves! Has estado perdiendo el tiempo con solo un chico y mira como a acabado- dijo Olivia.

-¡No ha acabado!- gritó Sandra.

-Todavía- contestó Olivia desafiante.

Después de aquella larga charla, nos dirigimos de nuevo al instituto. Me senté en mi mesa, en última fila, donde están todos los pardillos que no quieren atender. Odio ese sitio. Pero era una clase muy aburrida así que me puse a dibujar en el cuaderno.

-¿Qué piensa usted Victoria?- dijo la maestra.

-Pues...mmm....-dije intentando buscar una excusa, pero las miradas de todos mis compañeros tampoco me ayudaba así que no encontré ninguna.- Lo siento, no la estaba escuchando.

-Bien, estará castigada 1 semana. Ya sabe lo que es esto ¿Verdad?- dijo la maestra mostrando una sonrisa amenazadora.

Sí, sabía perfectamente lo que era estar castigada. Venir a clases por las tardes. ¿Algo peor que eso?

-Sí- dije molesta.

Me sentía realmente mal, veía como algunas chicas comentaban y se reían mirándome a mí. Nunca antes había estado castigada y por una vez que me distraigo ¡PUM! castigada. No era justo.

Sonó el timbre y era hora de irse. Así que salí lo más rápido que pude.

-¡Vicky! Espera, ¿Por qué tan deprisa?- preguntó Olivia.

-Quiero llegar pronto a casa para poder hacer todo antes del castigo.

-¡Es verdad! Entonces de que dar esta tarde nada ¿no?- dijo Sandra.

-Nada, lo siento chicas- dije.

Me despedí de ellas y me fui corriendo a casa para preparar todo antes de las 4:30. Es más, mi tía no podía enterarse de ninguna manera así que tendría que ponerle alguna excusa.

-Ya estoy aquí- dije subiendo las escaleras a mi cuarto.

-Pero Victoria, ¿No vas a comer?- dijo mi tía.

-¡No! ¡Tengo mucho que hacer!- dije gritando mientras cerraba la puerta de mi habitación.

Al cabo de 2 horas pude terminar casi todo el trabajo que tenía, lo demás lo terminaría después. Me puse ropa de correr y bajé abajo.

-Tía, me voy a correr un rato estoy un poco agobiada y necesito respirar- dije.

-Esta bien, pero tómate algo- dijo mi tía.

Cogí unas magdalenas y un batido y salí de allí. Al terminar de comer entré al instituto, al aula de castigados.

Era horrible, habría mas o menos unas 7 personas contándome a mí. Un chico sacandose los mocos en primera fila, otros 2 chicos jugando con aviones de papel, una chica pija masticando chicle mientras se miraba al espejo, otra chica con unas pintas de mala leche que te mataba con la mirada y un chico mirando por la ventana. Y eso era todo, me senté en una mesa alejada de los demás y esperé a que viniera la maestra. Los minutos pasaban, cogí una libreta y comencé a dibujar. Estaba sumida en mis pensamientos cuando alguien me interrumpió.

-Hola.

Al oír esto levanté la vista hacia arriba.

Un Pequeño SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora