Capítulo Uno: Quince años después

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2165 año Babilon

Primavera

Era una fría noche en las inexorables tierras del sur de Europa, una anaranjada luna flotaba en el estrellado cielo, silenciosa y radiante, describiendo desde el firmamento el austero camino hacia el viejo santuario. En un estrecho sendero perdido en medio del bosque de Nurkani, retumbaba el sincrónico y pesado tamborileo de los cascos platinados de los tres caballos sombríos que amansaban el duro terreno con sus fuertes galopes. Resonaban con impetuosidad en el desolado espacio nativo, lo cual provocaba una airada distorsión de los sonidos arcanos nocturnos.

Los tres jinetes iban a rostro cubierto: con capuchas grandes y embozados hasta la mitad de la cara. Se inclinaban osadamente hacia adelante con las riendas aferradas al pecho con firmeza y asidos al cuerpo del animal como si formaran parte de ellos. Los largos abrigos de estos, flameaban intensamente producto de la fuerte fricción, y llevaban grabados sobre el centro de la espalda el distinguido escudo de clase auran.

El jinete que iba a la cabeza se descubrió un poco la cara para observar mejor el camino. El sujeto llevaba puesto un extraño aparato metálico que le cubría por completo los ojos, y con el cual podía determinar la distancia exacta de un objetivo.

«El templo está cerca», pensó. Luego, tras haber identificado el punto de encuentro, se lo quitó y lo metió dentro de su vestimenta.

Ellos eran los nacidos de los Fundadores Ancestrales, los denominados Auran; gente mitad autóctona y mitad alienígena que fue dotada con un tipo de habilidad especial. Los agentes habían sido enviados por el actual regente de Europa, el príncipe Otto-Arjes Bavaria, quien es el décimo segundo gobernador en la sucesión y el regente más joven en ascender al trono.

Los misteriosos emisarios del Ejército Rojo cabalgaron casi sin descanso por alrededor de un mes y medio. Nada podía detenerlos, ellos debían llegar cuanto antes al antiguo templo de El Origen; uno de los tantos lugares sagrados existentes en el país. Según han narrado los mismos eruditos protectores del Sagrario, este santuario fue el primero en ser construido en la región, destinado principalmente para rendir tributos para quien fuera el Ente Fundador Horzus, el creador de los autóctonos. Muchos historiadores creen que la construcción del mismo corresponde al año 1000, posterior a la primera guerra. No obstante, los expertos en ruinas y reliquias antiguas datan su edificación anterior al año 1000 d.G., durante el mandato del Rey Solsem. Se encuentra situado en las afueras del denso bosque Nurkani y a pocos kilómetros de distancia del imponente Volcán Alkasor.

En los escritos ancestrales se manifiesta que parte del alma de Horzus ha habitado en el corazón del volcán desde el momento de la terraformación de Babilon, y también se cree que un rastro de su poder quedó confinado por divina voluntad en las profundidades del planeta. Por esa misma razón, todos los templos que se construyeron posteriormente fueron emplazados a los pies de cada volcán existente a lo largo y ancho de toda Europa.

Habían recorrido cientos de kilómetros a galope vivo, sorteando las imbatibles inclemencias del clima que empeoraba cuanto más al sur de la región avanzaban. Los agentes no solo tenían que ser cuidadosos durante el transcurso de su travesía, sino que también, debían sobrellevar la presión de una importante misión secreta. En vista de los terribles acontecimientos que han asolado al planeta Ozulam en el último tiempo, el gobierno ozulamita debía impedir a como diera lugar que un poderoso artefacto alienígena pudiera caer en manos de los Reformadores, una raza extranjera perversa y oscura que busca apoderarse de los últimos vestigios dejados por los Fundadores. Y, para evitar que eso llegase a suceder, el objeto tuvo que ser trasladado a Babilon para que el Rey lo ocultase en un lugar más seguro. La amenaza de un ataque por parte de los Reformadores se hacía cada vez más inminente. Las comunidades de alienígenas rebeldes se han estado agrupando en distintos planetas del sistema Dottsam, conspirando y preparándose en el sigilo del anonimato, buscando comenzar una nueva revolución contra la Alianza. Estos seres malignos pretenden reclamar la soberanía de los planetas y esclavizar a los habitantes para su deleite. Los sabios auran lo estaban vaticinando desde tiempos inmemoriales y postulaban a la idea de que podría ocurrir un apocalipsis universal. Otros, por su parte, creían irrefutable certeza en la teoría de que una raza de alienígenas extinta podría volver del reino de muerte. Los olvidados Barkamal. Seres sanguinarios que, según algunas historias, se dedicaban a asaltar planetas pequeños para alimentarse de sangre y abducir a sus habitantes con el único propósito de convertirlos en un Kasirsikimal (esclavos de la sangre).

UNA ALQUIMIA OSCURA, libro I © !YA A LA VENTA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora