2165 año Babilon
Primavera
Cinco días después...
Un cegador destello titilante irrumpió en mitad de la ventosa y oscura noche en las afueras del viejo pueblo de Valverde; situado al Este de la ciudad turística de Felzu, cercano a la frontera asiática. No se oía ningún ruido excepto los siniestros susurros de la desgarradora brisa nocturna. En el corazón del bosque, tres siluetas aparecieron a través de un portal dimensional.
—¿Es aquí? ¿En medio de la nada? —cuestionó una voz intrigante y levemente distorsionada.
—Sí. Es aquí, y está ante nuestros ojos —dijo una segunda voz, masculina y con un siniestro tono cautivador—. Les mostraré el verdadero camino.
El hombre encapuchado de inusual voz seductora avanzó hacia el frente, iluminado por el cálido resplandor de la luna. Una mano pálida se asomó por la larga manga del abrigo, y extendió su dedo índice en la penumbra y de la nada se materializó un farol con luz solar. El misterioso sujeto procedió con cautela y alumbró hacia el tupido bosque que tenía delante de él, y la tenue luz describió un largo sendero rudimentario. Direccionó la claridad del farol de derecha a izquierda para asegurarse de que no hubiera ningún guardián custodiándolo. Y tal y como lo había imaginado, allí no había presencia alienígena que les impidiera pasar con libertad.
—Sigan mis pasos en silencio y no se detengan por ningún motivo —ordenó el mismo sujeto, aunque esta vez, en tono tácito.
Los tres encapuchados se encaminaron de inmediato a través del precario camino envuelto por la vegetación del lugar, con pasos rápidos y firmes. Era de madrugada, pero el lugar parecía estar desprovisto de vida. No zumbaba ningún insecto y en la inquietante oscuridad que los rodeaba, las sombras adquirían existencia propia y se contorsionaban de formas extrañas al ritmo de los efímeros sonidos de los elementos. Conforme avanzaban, las ramas desnudas de los arbustos les tiraban de la ropa y le arañaban las capuchas al pasar a través de ellas.
—La presencia de energía extraterrestre se siente cada vez más fuerte —comentó una mujer, de voz apagada y con un distinguible acento marcado.
—¿No es obvio? Estamos en el territorio de los visitantes azules —respondió el tipo de voz gutural.
La mujer asintió con una media sonrisa.
En el cielo, las nubes amenazaban tormenta, las copas de los árboles comenzaba a agitarse y la insistente brisa parecía confabularse con los repentinos destellos de los relámpagos que en conjunto componían una dramática bienvenida en honor a los forasteros. El pequeño claro de los visitantes aparecía finalmente frente a ellos. Apenas salieron de la zona boscosa una atmósfera poco usual los hizo parar en seco, y delante de los tres encapuchados se alzó un elegante portón de hierro forjado cubierto por enredaderas y tulipanes. La sola presencia de los visitantes hizo encender de la nada dos farolas que custodiaban solemnemente la entrada.
«Mansión Valverde», decía en un rótulo de madera nativa que parecía estar sostenido a la maleza que brotaba por el enrejado de la propiedad.
—¿Y ahora qué? ¿No debería estar alguien esperándonos aquí? —murmuró el mismo sujeto de voz tétrica, manifestando un sutil deje de impaciencia.
—¡Silencio, Skalov! —lo cayó la voz tosca del otro tipo, que desmaterializó el fanal de su mano—. Te lo advierto, no abras la boca mientras estemos allí dentro... ¿Entendido?
El hombre llamado Skalov respondió con un quejido de molestia.
—Mi señor —interrumpió la mujer—, hay que ser breves, no contamos con mucho tiempo. La Agencia Central de la capital y la Agencia de Felzu no tardarán en contactar a los sacerdotes del templo, ya han pasado los días y la ausencia de los enviados auran...
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UNA ALQUIMIA OSCURA, libro I © !YA A LA VENTA!
Science FictionEl destino de dos hermanos con increíbles habilidades está a punto de cambiar... El descubrimiento de una poderosa reliquia ancestral, la cual ha sido robada por desconocidos alienígenas pondrá a nuestros protagonistas, los hermanos Vincentt, en un...