Ella no necesita ningun Príncipe azul que la rescate, ella es el jodido príncipe azul que llego a salvar a cierto vampiro depresivo.
No siempre todas las historias de princesas, tienen un final feliz y no todos los "monstruos" son malos será que Am...
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-Así que la rubia Hollywood es una Cullen? - Fue lo primero que escuche al llegar a la mesa donde estaban mis hermanas y Verónica.
- En si es una Hale, pero si todos son familia- respondió esta con simpleza- pensé que tendría que ir a buscarte.
- Lo siento, tuve clase de deportes, ¿de qué hablan? - pregunte con curiosidad.
- Vero nos estaba platicando sobre la familia Hollywood- Si mis hermanas apodaron así a los Cullen ya que según Verónica ellos son unas celebridades.
- Oh yo compartí la primera clase con uno de ellos.
- A si cierto, Amy se sentó con uno de los dos chicos más deseados de toda la escuela, Edward Cullen, que tal fue, ¿cómo es? - El chico más deseado? vaya debe ser todo un don juan.
- Pues es algo extraño, pero parece agradable- decía la verdad, ese chico es algo extraño y tiene un no sé qué, que me es familiar.
- Bueno al menos supongo que te fue mejor que a mí, creo que si mi compañera de historia pudiera arrancarme la cabeza lo habría hecho, esa rubia Hollywood no me va a intimidar- la ira se hace presente en los ojos de nuestra hermana menor lo que hace que nosotras tratemos de calmarla, cuando dejamos que nuestras emociones nos dominen nuestros dones se descontrolan y no queremos que eso pase en un lugar lleno de mundanos.
- No te enojes Jo, ella es así con todos, no es nada personal, los Cullen no socializan con otros- Verónica trata de tranquilizarla.
- Parece que para todos los Cullen son unas celebridades, solo son personas normales- dice Meg ya algo fastidiada.
- Es que lo son, son tan misteriosos y perfectos- vuelve a hablar Verónica con ojos soñadores- hablando de los reyes de Roma, hay vienen.
En ese momento toda la cafetería guardo silencio hasta que entro una castaña de piel pálida, parecía una modelo de Victoria Secret y ojos dorados, acompañada de un chico alto, parecido a un enorme oso, al igual que la chica tenia ojos dorados, esos ojos dorados tan familiares, y esa piel pálida enfermiza.
