5- Hacia el destino

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<Matius>

Acabábamos de llegar a mi casa y vi que la carreta estaba descargada y guardada en el patio techado. A penas me bajé del caballo, Margaret salió de la casa y me dio un fuerte y cariñoso abrazo, como solo una madre puede hacerlo. Ignoró por completo las prendas que llevaba y me hizo saber lo preocupada que había estado por nuestra demora y por haber visto a Pierre llegar sin mí, para rematar se apareció acompañado por un soldado, no me quiero imaginar que es lo que se le haya pasado por la cabeza en ese momento. Cuando Margaret terminó de abrazarme, le dio las gracias al capitán William por traerme.

—No hay de qué, señora, sus hijos le hicieron una gran ayuda a la comunidad eliminando a esos cuatro criminales— Margaret juntó sus manos entrelazando sus dedos y el capitán dirigió su vista a mi —No lo olvides, te estaremos esperando— 

Dichas esas palabras el capitán partió, pero sentí de inmediato como la mirada se Margaret se clavaba en mí, aún cuando yo le estaba dando la espalda.

—No es lo que parece— Voltee para verla, tenía los brazos cruzados y parecía inspeccionar mis prendas con la mirada —Este... aquí traigo la otra ropa— Levanté el saco sonriendo e intentando evadir lo que saliese de su boca.

—Matius, ¿A caso te uniste al ejército?— Me cuestionó viéndome de arriba a abajo con una cara de confusión y casi de molestia.

—Eh pues... no, es un poco más complicado que eso— Respondí moviendo mis manos.

—Matius eres muy joven para ser un soldado— Continúo recriminándome.

—Margaret, no me he convertido en un solda... ¡AH!— Caí al suelo con un gran peso sobre mí, era Pierre, creo que se alegra de verme —O-oye tranquilo, estoy bien— Se puso rápidamente de pie y me dio una pequeña patada en mi muslo—¡Auch! ¿Y eso por qué?—

—Por tardar tanto, imbécil— Me inspeccionó las prendas que llevaba mientras yo seguía tirado en el suelo —¿Qué es eso?— 

—Solo... déjenme explicar—  Me puse de pie limpiando un poco las manchas de la tierra en mi espalda, pero mi semblante cambió a uno de confusión, recién me acababa de dar cuenta que Robert no salió a recibirme —¿Y Robert?— Miré a Pierre.

—Él...— Soltó un suspiro agachando la cabeza —Enterró a Joey en el patio y... ahora está decorando su tumba con piedras—

Al oír eso no pude evitar bajar un poco la cabeza, Pierre y yo nos sentíamos mal por Joey, Margaret seguro que también, por lo que no podía imaginarme como se sentía Robert, el burro siempre estuvo con él mientras trabajaba en el taller.

—Iré a verlo, luego les cuento todo—  Entré a la casa y al pasar por el pequeño comedor vi las riendas de Joey sobre la mesa, hice una pequeña mueca al verlas y salí al patio encontrándome a Robert, quien estaba arrodillado frente a la tumba con una piedra en la mano, la sepultura estaba rodeada de piedras y solo faltaba colocar una. 

—Por favor—  Empezó él con una notable tristeza en su voz—Oscuridad... llévate a este buen y fiel burro a tus oscuras y grandes llanuras, donde pueda correr y ser feliz— Puso la piedra en el espacio que quedaba. Esperé hasta que él se puso de pie y volteo —Matius— Se acercó a mi poniendo sus grandes manos sobre mis hombros —¿Estás bien?— Me miró con los ojos llorosos.

—Si, si estoy...—  No había terminado de hablar y ya me tenía atrapado en un abrazo un poco fuerte —Mgh...— Aguanté soltando algunos quejidos.

—Nos tenían muy preocupados—  Me empezó a mover un poco mientras me tenía en sus brazos, mis pies se arrastraban un poco en el suelo.

—Lo sé...—  Dije a duras penas y me soltó, aproveché de recuperar aire y tosí con mi mano en mi pecho —Yo... lo siento... por Joey...— Me reincorporé viéndolo y tragando saliva—Si hubiese reaccionado antes... nuestro burro estaría bien— 

Campeón OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora