7- Digno de ser

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Yo aún no salía de mi asombro, no daba crédito a que ese era el aspecto de nuestra reina, la imaginaba de otra forma. Mientras bajaba y se acercaba a nosotros, pude notar más detalles de ella: sus alas estaban rasgadas en la parte inferior, tenía los ojos sombreados y las gemas que llevaba en su vestimenta desprendían una ligera humareda morada.

—Puedo dar fe de eso, mi reina— el capitán se llevó su mano abierta al pecho.

—Puedes dar fe de lo que quieras, capitán— la reina puso pie en el piso bajando del último escalón —Pero lo que a mi concierne, no he visto evidencia alguna que atestigüe eso—

La reina me miró fijamente manteniendo la distancia. Nervioso como estaba, no sabía que decir. En medio del incomodo silencio, el comandante le dio un codazo al capitán Maxwell para que hablara, este último dio unos pasos hacia la reina, del interior de su pechera sacó un rollo de pergamino y se lo extendió.

—Es un informe sobre el asesinato de un grupo de bandidos.

—¿Y la relación es...? — ella abrió el pergamino.

—Hallamos una mancha morada en el suelo por debajo de un charco de sangre, sospechamos que se trata de la púa oscura ya que el cadáver del que salía la sangre tenía un agujero en su pecho—

—¿Y qué te hace pensar que fue él, específicamente?

—Él admitió haber matado al grupo de bandidos luego de que los asaltaran.

La reina clavó su penetrante mirada en mí, provocándome un leve escalofrío en la espalda.

—¿Admites también haber matado a un bandido con una habilidad única de un campeón?

—E-es que... lo que pasa es... es que...— sentí mis piernas temblar, no sabía ni cómo explicarme.

—Una mancha morada en el suelo puede ser cualquier cosa— alzó su voz el comandante Bagramian interrumpiéndome —¿Qué tal si el bandido traía uvas moradas?

Maxwell lo miró frunciendo el ceño con confusión por sus palabras, captó que el comandante estaba burlándose.

—No hay motivos para creer eso, uno de mis subordinados tocó la mancha, probó el sabor y no era de uva, ¿por qué intenta ridiculizar la situación?

—Porque la situación en sí misma es ridícula, Maxwell, la última vez que tuvimos a un elegido para ser el campeón, fue el propio obispo Marcus quien lo anunció.

—Tal vez al obispo le hace falta ver más allá del circulo noble y de altos mandos militares, ¿no le parece?

—¡Controle su lengua, capitán!

—Hasta ahora solamente he escuchado a dos soldados que hablan demasiado— la reina se pronunció deteniendo la discusión que se estaba acalorando, mientras abría sus tenebrosas alas —Pero poco he oído del principal involucrado, chico, contesta la pregunta.

Las tres personas que estaban conmigo en aquella sala me miraron esperando respuesta, ¿Qué respuesta podía darles?

—Yo... no me percaté en ningún momento que había matado a ese hombre... cuando acabé de matar al que tenía de rehén a mi amigo iba a atacarlo a él, pero ya estaba muerto.

El silencio invadió la sala después de que concluyera mi testimonio. La reina miraba tanto al comandante como al capitán con enfado, con la mirada parecía reprocharles el hacerle perder tiempo con esto.

—Creo que será mejor que me vaya— Dije dándome la vuelta para intentar irme.

Me olvidé por completo de las formalidades, no quería seguir pasando vergüenza de este modo. Caminé hacia la puerta con rapidez, rozando y apretando el dorso de mi mano con mi boca y mi nariz, apretando mis dientes al sentir una extraña sensación de que algo iba a ocurrir. Y así fue, de pronto no pude moverme, sentía un fuerte calambre en todo mi cuerpo, lo único que podía mover eran mis ojos y emitir pequeños quejidos por el dolor y la incomodidad.

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⏰ Última actualización: Jan 17, 2022 ⏰

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