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Steve no había tenido ninguna mala intención para con su esposo, la mayoría de los problemas entre ellos solían ser por mal entendidos que ninguno de los dos solían decirlos hasta que finalmente por alguna tercera persona salía a relucir.

Luego de la respuesta de Tony hacia Peggy, el rubio se molestó un poco porque, por supuesto que sabía cómo era el genio, sin embargo, sintió que aquel comentario justo con su tono sarcástico había sido un poco grosero para su invitada.

Peggy no había hecho nada para que Tony se comportara de esa manera.

Cuando se sentaron en la mesa, Peggy y él se embarcaron en otra conversación de su época. Quería conocer cada detalle de lo que él se había perdido luego de su supuesta muerte y, a pesar de que en los últimos días la castaña y él habían hablado mucho, casi siempre salía un nuevo tema de conversación de la nada lo cual hacía que hablaran por horas y horas.

La química entre ambos era increíble, siempre lo había sido, tanto como amigos o como ese algo más que jamás pudo suceder. Era una lástima que su historia terminara en la manera que lo hizo pero no se arrepentía de cómo habían sucedido las cosas.

Después llegó Bucky y su conversación se había intensificado un poco más. Hasta que su esposo Tchalla había llegado por él para presentarle a algunas personas dejándolos nuevamente solos.

Escucho una canción, algo lenta, quizás del ritmo de su época y recordó su promesa de aquel baile que jamás pudo cumplir y ahora podría hacerlo.

Volteo hacia el asiento de su marido, quien ya no se encontraba ahí y suspiro un tanto frustrado.

Sabía que Tony estaba actuando un poco raro desde que Howard y Peggy habían llegado pero no le tomo importancia. Ese comportamiento lo asocio con la presencia de su padre, tal vez volverlo a ver después de todo ese tiempo resultaba incómodo para él y no lo culpaba.

—¿Pasa algo?—pregunto Peggy un tanto preocupada por el rostro tenso del rubio.

Inmediatamente el volteo y le sonrió ligeramente. La castaña solo estaba de visita. Alguien pasajero de su pasado que no quería abrumar por los problemas que su marido y él siempre solían tener.

—Todo bien—contesto—. Pero... aun no olvido esa promesa que te hice aquella vez así que... ¿desea bailar conmigo señorita Carter?

La mujer le sonrió mostrando su perfecta dentadura y asintió, feliz. Steve siempre había sido un caballero.

—Sería un honor Capitán—respondió tomando la mano del mayor y siendo escoltada hacia la pista de baile frente a la mirada de todos que la hacían sentir incomoda.

—¿No te molesta esto?—cuestiono la mujer al rubio.

—¿El qué? ¿Las miradas?

—La atención—dijo ella.

—Sabes que todos me miraban por quien era antes de convertirme en el Capitán América y después por ser el Capitán América—rio—. He estado acostumbrado a las miradas de desprecio y de admiración—suspiro—. Después me case con Tony, un hombre que adora ser el centro de atención—sonrió porque a pesar de que a él le gustaba reservarse su vida, había aprendido a vivir la vida abierta y un tanto liberal del castaño pero sobretodo de cómo él había pasado hacer el centro de atención del multimillonario—. Aprendes a lidiar con ello tarde o temprano—se encogió de hombros.

Peggy le sonrió por la tranquilidad que Steve transmitió y ambos se perdieron en el compás de la melodía moviéndose al ritmo de esta.

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『 𝐔𝐧 𝐕𝐢𝐚𝐣𝐞 𝐅𝐮𝐞𝐫𝐚 𝐝𝐞 𝐓𝐢𝐞𝐦𝐩𝐨 || 𝐒𝐮𝐩𝐞𝐫𝐟𝐚𝐦𝐢𝐥𝐲 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora