Ciudad Agatha

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Personas paradas en las azoteas, acostadas en el medio del camino tapando sus cuerpos con trapos sucios, ratas, cucarachas y cualquier cantidad de insectos merodeaban frente a ellos.

En un tienda de frutas y verduras, había llegado un joven cliente a preguntar el precio de las manzanas, cuando el vendedor le contesta, el joven lleva la mano a su bolsillo para sacar dinero y dárselo, pero al momento de llevar el dinero hacia el vendedor, suelta el billete dejándolo caer, -Aych, que estupido, estoy cargando las manzanas podría levantarlo por favor?- dice el joven inocentemente. El vendedor se agacharia para tomar el dinero que el joven había tirado pero al momento de tomarlo y revisarlo, se da cuenta de que no es un billete, si no, un papel común, -Hey maldito gusa...-, apenas levanto su vista vio como el chico salía corriendo con las frutas, -POLICÍA!!!! ESE  MALDIRO LADRON, SE FUE POR ALLÁ, SIGANLO- dijo molesto el vendedor.

Un grupo de 5 policías comenzaron a seguir al joven mientras se separaban, estaban persiguiendo a un chico muy escurridizo que se movía como si fuera todo un maestro del manejo de sus habilidades, saltaba de un lugar a otro, esquivaba a los policías con astucia, y los molestaba mientras corría. El joven habría logrado llegar a un angosto callejón sin salida en el que se vio acorralado, los policías se acercaron al lugar y cuando lo vieron, corrieron hacia esa calle sin salida, levantaron sus bastones listos para golpear la cabeza del muchacho. Pero quedaron realmente sorprendidos al ver como este esquivo los palos con facilidad y le daría un golpe a uno de ellos lo suficientemente fuerte como para hacerlo volar y caiga encima de los demás, creando así una distracción, corrió por una de las calle de tierra pero esta vez ya nadie lo seguía.

El joven entró a una casa y puso las frutas en la mesa, -Hola Ma! Ya llegue, traje manzanas para el almuerzo-, la madre del jovencito se acerca con sus muletas algo desgastadas y oxidadas para verlo y contestar, -Hay Max... ¿Volviste a robarlas no es así?-. Max contestó: -Mamá ¿Que te hace pensar que las robé? Eso es absurdo!-, la madre aún tiene sus sospechas -Entonces... ¿porqué vienes tan agitado?¿De quien tratabas de huir?-. Max inteligentemente contestó -Bueno cuando las vi en la tienda eran de la mejor calidad, no se venden a un precio muy barato que digamos, así que de camino aquí unos matones trataron de asaltarme, y perdón si estoy molestando Mamá, iré a buscar a Leo para comer, seguro debe estar con Sthefany-.

-Bien, asegúrate de que lleguen bien aquí- dijo su madre.

Cerca de una escuela que estaba en uno de los lugares más adinerados de la ciudad Agatha se encontraban un grupo de 7 niños discutiendo. -Que pasa Leo? Sthefany no te hace caso y por eso nos buscas pelea?-

-Yo no le busco pelea a nadie, ustedes le quitaron su almuerzo, devuelvanselo- gritó Leo enfurecido

-Por favor pequeñito, no te conviene hacerte el héroe enfrente de tu amiguita, vas a acabar muy mal, terminarás avergonzado después de la paliza que te daremos- decía el bravucón de la pandilla llamado Jim Larsen junto a su hermano mayor que estaba todo el tiempo detrás de su hermano menor para cuidarlo, pero solo le permitía hacer lo que quisiera.

-¿Ustedes 5 van a golpearme? vaya, que valientes, mejor devuelvele la comida o te la quitaré a la fuerza- Leo se comenzaba a acercar a el

-Haz el intento, y juro que apenas te acerques a mi voy a quebrarte las piernas y te dejaré como a la perra de tu lisiada madre- dijo el bravucón con un tono burlesco

Leo se dejó llevar por la ira y mientras gritaba de furia trato de hacerle frente a los pandilleros pero estos lo voltearon y comenzaron a patearlo mientras seguían insultandolo. Los golpes se hacían cada vez más duros hasta que un puñetazo de la nada llegó hacia el rostro de Jim , quitándole dos dientes y dejándolo tumbado en el suelo tomándose de la boca llena de sangre mientras miraba a aquel hombre. -Justo ahora acabo de ver tu asquerosa cara y la de tus amigos, tengo una espléndida memoria, así que les advierto que si los veo cerca de Leo o Sthefany una vez más no solo los dientes les haré tragar... VÁYANSE-, en ese momento todos se fueron asustados mientras el hermano mayor de Jim lo miraba con asombro a aquel muchacho sabiendo que no podía hacer nada.

-Leo, hermanito ¿estás bien?- dijo Max con preocupación.

-Maldición, ya estaba por darles una paliza, no debiste meterte- contestó Leo molesto

-Si, se nota, pero la próxima vez que quieras hacerte el héroe en frente de Sthefany trata de que sea con niños de tu edad y no de 4 años mayor, ya vámonos, mamá nos espera, a estado un largo rato sola y necesita de nuestra ayuda- Max después de hablarle a Leo y despedirse de Sthefany, camino a su lado mientras se dirijian a casa. Al momento de llegar Leo fue directo a lavarse la cara para no mostrar sus heridas. Max mientras pelaba las manzanas su madre comenzaba a acercarse de una manera preocupada y con lágrimas en los ojos, -Max... encontré esto debajo de tus sábanas... no sé ni siquiera... como reaccionar a esto!- lanza una carta sobre la mesa de la cocina. Leo se asoma por la puerta de la habitación y logra ver la carta que estaba en la mesa, era una carta en la que llegaba el mensaje del Servicio Militar obligatorio, Leo se escondió detrás de la puerta asustado, quedándose solo para escuchar la discusión.

-No debías meterte en mis cosas, nunca lo has hecho... ¿QUE SE TE DIO POR HACERLO AHORA?!!!- grito Max furioso.

-Últimamente estás demasiado problemático, te peleas, robas, te oigo llorar muy suave cuando sales de casa... es obvio lo que te pasa, estás dispuesto a ir no solo por que es obligatorio, si no porque no soportas más vivir aquí y quieres suicidarte- dijo su madre

-No... no es así, hacer eso por el bien de no solo de la humanidad si no también de esta familia será lo que nos sacará de este basurero-, dijo Max mientras miraba con ojos llorosos a su madre que estaba de la misma manera

-¿Bien?¿Hacer esto te parece bien?¿Ocultarme las cosas, deprimirte y alejarte a propósito de tu familia se supone que nos hará bien? Vives en un mundo donde solo te tienes a ti o que? Te prohibo que vayas!!- dijo la madre mientras se acercaba temblorosa a Max.

-Esa decisión no la tienes tú, el gobierno se está encargando de ejecutar a todo aquel que se niegue a aceptar el servicio... además aceptarlo tiene sus beneficios, pagan mucho por ser un soldado que sale a la superficie a luchar por la libertad de esta gente... con el dinero que junte podremos salir de esta ciudad y tener una vida pacífica allá arriba ya que...- Max es interrumpido por su madre -YA PERDI A TU PADRE EN ESAS MALDITAS EXPEDICIONES... Culpa de esa maldita ideología de tu padre mi enfermedad empeoró... ahora perder a mi hijo me lastimara aún más-.

-No voy a morir mamá, ustedes son mi objetivo y siempre los protegere, se que papá se fue hace años y desde que tenía 10 años e estado encargandome de ti y de Leo... no moriré tan fácilmente, lo prometo Mamá- Max va a su madre, la alza y la lleva a su cama para que descanse, se le veía pálida, exhausta, hasta le faltaba un poco el aire, luego de acostar la Max fue a sentarse a la azotea. Leo se acercó a la habitación de su madre y se acostó a su lado, para hacerle saber de cierta manera que no estaba sola, que tendría a dos muchachitos valientes que cuidaran de ella y cuidaran de si mismos hasta el final.

BAJO TIERRA: La Lucha Por La Libertad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora