Perdida

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Pasó un mes, Leo estaba sorprendido al igual que su madre admirando la vestimenta militar de Max listo para partir, acomodó su espada y ajustó su escudo, -Ya llego la hora, les prometo que voy a volver, y cuando vuelva saldremos de aquí, Leo podrá estudiar, como tiene seis años y tiene la inteligencia de un muchacho de secundaria seguro ingresará fácilmente, y tu mamá... volverás a caminar- dijo Max con una sonrisa en su rostro, -Confiamos en ti, orare para que puedas regresar sano y salvo, te esperaremos con ancias- dijo su madre mientras lloraba. Leo se acerca a abrazar a su hermano y le decía con lágrimas -Te quiero... vuelve pronto Max-. El joven guerrero con una gran emoción pero sin soltar lágrimas apreto consigo a Leo mientras le decía -Yo también te quiero Leo, prometeme, que a pesar de todo, y pase lo que pase cuidarás bien de mamá ¿Si?-.

-Lo prometo con mi corazón, la cuidaré como tú nos cuidabas- Decía Leo con una sonrisa empapada por sus lágrimas.

-Claro, somos una familia, así debe ser. Ya debo irme, Los Amo, por favor... cuídense-, se despidió de su familia y salió de casa, se subió a su caballo y fue hacia la formación que hacía la tropa para dirigirse hacia los ascensores que los subirían a la superficie, los soldados montaban a caballo hacia los ascensores mientras que a sus costados llevaban carretas con cadáveres pertenecientes a quienes se habían negado a luchar por la humanidad, los cuerpos eran cremados y evaporados.

El comandante George Howard se puso en frente de la formación, ordeno a un sargento que estaba a su lado que lo acompañara a un lugar solitario para que no sean escuchados y le preguntó -¿Son todos muchachos de 16 en adelante como lo anunciamos?-, el sargento contesta -Si señor, todos son de 16 hasta 40 años como usted pidió-. El comandante mira a los soldados y le dice -¿Y que me dices del jovencito Max Erikson?¿Lograste encontrarlo?-. El sargento mira a su comandante y le dice -Si señor ¿Seguro que quiere a ese estorbo en nuestra expedición? Leí su informe y es solo un mocoso problemático que odia recibir órdenes... aveces pienso que debimos ejecutarlo sin que antes se negara... como lo hicimos con los demás-. El comandante hace una sonrisa algo sádica mientras responde -Si, Jaja... no sabes lo importante que es el... y su pequeño hermanito, pero a él lo sacaremos pronto, aunque haya que matar a muchas personas-.

George Howard volvio al inicio de las filas y gritó con fuerza -Despues de 5 años sin salir de las ciudades, volveremos a enfrentarnos a los mutantes, quiero recordarles que lo que verán ahí fuera no será un ser humano común, no será aquella persona con la que entrenaron sus movimientos, ellos son monstruos que no tendrán compasión por ustedes, si tienen la oportunidad de descuartizarlos lo harán, si tienen la oportunidad de arrancar sus gargantas y devorar sus estupidos miembros, lo harán. Pero ellos no tienen algo que nosotros si, ellos carecen de sentimientos, carecen de inteligencia, así que yo pregunto en este preciso momento ¿Dejaran que esos monstruos sigan aumentando?¿Dejaran que esas bestias se coman a sus familias?¿O lucharan por nuestras amadas ciudades... aunque deban morir por ellas?-

En toda la ciudad logró escucharse un fuerte grito que sonó con un poderoso eco, -SIII- gritaron los soldados algo disgustados con el discurso. -Bien!! Cuando salgamos de esta ciudad, preparen sus espadas y sus escudos, porque al momento de salir, seremos nosotros quienes devoraremos a esos malditos Bastardos, VAMOS!!!!- todos los soldados fueron hacia los ascensores y los subieron hasta la superficie. Y allí estarían hasta conseguir una victoria, o una luz de esperanza. El sargento mira seriamente a su comandante, -Señor, está vez si los asustó-. El comandante se acerca un poco al sargento y le dice, -Mejor así-.

El ejército con una gran tristeza, desesperación y odio, subió a los ascensores, las familias miraban en los costado de las filas a sus padres, madres, hijos, hijas hermanos, hermanas, abuelos, etc. Veian como poco a poco se iban alejando, como el brillo de sus ojos comenzarían a apagarse, como aquellas familias caían arrodilladas llorando, como aquellos 2.000 soldados no soportaban los llantos... Veian como lentamente se cerraba la puerta del ascensor que los llevaría al verdadero infierno terrenal, y allí quedarían vagando sus almas. Uno de los momentos más tristes para algunas personas, momento que dio un comienzo muy fuerte... al momento de cerrarse la puerta.

Una semana despues...

Se anunciaba por una alarma la llegada de los héroes que habían ido a la expedición, todas las familias salían y esperaban ansioso la llegada de sus héroes. Leo corría empujando la silla de ruedas de su madre mientras ella le decía muy contenta -Al fin, después de tanto sufrimiento de saber si viviría o no por fin esta aquí, rápido cariño, Max de seguro nos querrá ver ahí-, el continuaba corriendo y se frenó a un costado del camino, veian como la luz verde del ascensor se encendía, advirtiendo que estaba bajando.

Todos se quedaban mirando las puertas hasta que llegó a la ciudad, al momento de abrirse la puerta, todos quedaron sorprendidos al ver que de los 2.000 soldados que habían ido... solo regresaron 140, todos enloquecieron y comenzaban a tratar de asesino al comandante George Howard y al gobernador por permitir este desastre. Leo, corrió desesperadamente al comandante y le preguntó sobre su hermano -Disculpe!!!!! Disculpe, una pregunta... por favor... necesito saber si mi hermano está vivo, Por favor!!-, el comandante llamó a un soldado que estaba a su lado con una libreta y le dijo con mucha pena -¿Cual es el nombre de tu hermano?-, Leo contestó -Mi hermano se llama Max Erikson-.

El soldado que estaba al lado del comandante comenzó a buscar el nombre en la lista, y se puso triste, apagado, pero con firmeza contestó -Lamento decirle... que el soldado, Max Erikson falleció en batalla... su cuerpo no fue encontrado... pero no cabe duda que... lo devoraron-. Leo mientras se negaba a creer la noticia del comandante, se largó a llorar y salió corriendo a donde estaba su madre. Al llegar a ella la miro y su madre preguntó -¿Que... que fue lo que te dijo cariño?- asustada esperándose la cruel noticia que partiría por completo su corazón.

Leo la abrazó y le dijo con una sonrisa falsa felicidad, -Max... aún está vivo Mamá, no encontraron su cuerpo... por lo tanto seguro escapó y logro salvarse-, mientras que la madre con tristeza en su rostro decidió creer las palabras de su hijo tratando de olvidarse de la teoría de Max que desapareció por ser devorado. -Te creo corazón, si el sigue vivo seguro vendrá aquí... y entrará a la ciudad para estar con nosotros nuevamente, Max es muy fuerte, volvera- decía su madre mientras abrazaba dulcemente a Leo.

Leo vio a Sthefany al otro lado de la calle llorando junto a su padre, el se acerca a ella y pregunta que fue mo que sucedió. Sthefany mira a Leo y le dice -Mi hermano, estaba llegando de la ciudad Carmelia por un trabajo que le habían propuesto... le llegó la carta del Servicio pero el aceptó, aún así entraron a casa y se lo llevaron-. Leo se sorprende por la noticia y abraza a Sthefany -No entiendo que fue lo que pasó, ni porqué nos pasa esto, pero pronto seremos libre... te lo prometo-. Leo se da la vuelta y se va.

Los llantos en el lugar se hacían cada vez más fuertes, y entre esos llantos Leo caminaba con su madre en medio de la calle. Mientras recordaba la promesa que su hermano le pidió que cumpliera antes de partir. Caminando detrás de su madre, mientras la oía llorar por su segunda perdida, dejandolos destrozados, y viendo como una familia de una madre enferma y un hijo pequeño de 6 años eran completamente derrotados, y poco a poco se iban alejando del lugar, dejando el dolor y sufrimiento en aquel lugar, en el que se vio por última vez.

BAJO TIERRA: La Lucha Por La Libertad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora