7: Un caballero

1.1K 88 33
                                    

Lo único que anhelo es dormir, descansar bien y urgentemente las vacaciones.

En este momento, no me permito dormir un poco más porque son las ocho de mañana, recién desperté. Voy hacia mi baño, abro la regadera a ver si así se me quita el bendito sueño que me cargo, que no es para nada agradable.

Termino de bañarme, mientras me seco el cabello con la toalla camino hacia la cocina donde se encuentra mi hermano.

—Hola, feo —saludo.

—Hola, fea —me dice mientras el está desayunando —. Te dejaron esto, lo encontré mientras bajaba por el correo. Es algo misterioso.

Tomo el objeto entre mis manos, son unas rosas rojas, mis favoritas y a lado tiene una pequeña nota.

Raro, muy raro.

Tomo la nota, observo la letra linda que contiene. Empiezo a leer la nota.

"Buenos días, espero y tengas un grandioso día. Es un poco raro, pero necesito decirte algo: "Mis sentimientos y mis deseos no han cambiado, pero una palabra suya me silenciará para siempre". Con esto me despido. Adiós."

Leo atentamente cada palabra, caigo en cuenta sobre lo que me dijo era una frase, pero no cualquier frase. Sonreí, reconozco esa frase, es una frase de mi libro favorito "Orgullo y Prejuicio" de la escritora Jane Austen.

Es lindo, pero a la vez da un poco de miedo.

—¿Vistes alguien cerca? —le pregunto y el niega repetidas veces.

Es raro pero las rosas son hermosas, las tomo cuidadosamente, lleno a la mitad un jarrón de agua, ahí adentro coloco las rosas para evitar que se marchiten pronto.

No puedo tirar a la basura esas flores porque realmente son agradables.

Nadie me ha enviado flores, hace años.

Hace años, pero solamente una vez.

Por otro lado, los exámenes están cada más cerca, estoy nerviosa, ya que en línea lo hace un poco difícil, pero a la vez fáciles. Necesito estudiar y esforzarme para conseguir una gran calificación.

Necesito tener esa beca, no puedo perderla.

¿Y lo haré?

No lo sé. Toco manifestar.

* * *

En la tarde fui por un café americano porque me moría de sueño, juro que no aguantaba y como que dormir todavía no estaba en mis planes.

En este momento me encuentro en mi balcón leyendo, como siempre. El libro que ahora mismo está en mis manos se llama "El retrato de Dorian Gray" de Oscar Wilde.

Mientras estoy atenta leyendo, detecto algo. De reojo miro algo, mejor dicho, a alguien.

—Otra vez tu —dice Lukas mientras se sienta en su propia silla.

Nuestros departamentos están a lado y unos pocos metros de lejanía, pero se podrá decir que si te quieres cruzar de un lado al otro, lo podrás hacer. Obviamente tu vida correrá riesgo, pero no tanto.

—¿Si? —contesto —. Es mi departamento, mi balcón, mi propiedad, es obvio que casi siempre estaré aquí.

—No me trates como un tonto.

—Tu actúas como un tonto —me defiendo.

Abre su boca indignado. Alzó ambas cejas divertida ante la situación.

—Con que Oscar Wilde —habla —. Es un buen escritor, me se algunos que otros de sus poemas o pequeños fragmentos.

—¿Ah si? —hablo pero intento ocultar un poco mi sorpresa. Él asiente lentamente —. Es raro que conozcas a un escritor. A veces das miedo, Williams.

La luz de la luna ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora