A la mañana siguiente sonó una alarma muy molesta, que despertó de golpe al de pelo castaño. Cuando abrió los ojos volvió a ver el horrendo lugar en que se encontraba. Deseaba con todo su ser que lo sucedido hubiese sido nada más que una pesadilla, pero no era así. Era real, y parecía nunca terminar.Vio como los demás chicos se levantaban y se vestían con sus típicas prendas. Sentía sus ojos pesados y un poco irritados por tanto llorar la noche anterior, pero eso era lo de menos, así que finalmente se levantó, e intentó imitar las acciones de los demás por instinto. No quería causar ningún problema, tenía miedo del hombre que los amenazó con castigarlos anoche, y asumió que si no se levantaba pasaría algo por el estilo, ya que normalmente solía ser un niño obediente en casa, del cual sus padres estaban orgullosos.
Mientras se vestía, nuevamente se vio en la situación del día anterior, no podía atarse las agujetas, así que intentó esconderlas lo mejor que pudo, cuando de un momento a otro se tensó al sentir una presencia en frente suyo.
—¿No sabes atarlas?—preguntó el chico que se acercó—ven, deja, te ayudo—y se agachó para atárselas correctamente.
Mientras lo hacía, David lo miraba con confusión, no sabía si era el mismo chico de ayer que le había ofrecido el papel, ni por qué le estaba ayudando. Sólo se quedó mirándolo mientras concentradamente hacía nudos con los cordones de sus botas. Una vez éste se paró, pudo apreciar mejor su cara, tenía la piel muy pálida, y tenía los cabellos muy blancos, lo más blancos que había visto en su vida. Parecía que eran falsos, se asemejaban al cabello de Papá Noel o al cabello de sus abuelos. Sin siquiera preguntar y por impulso, el pequeño levantó su mano para sentir el pelo del contrario y verificar si era real.
—Que sí, que es real, así nací—rio un poco.
El pequeño se avergonzó y bajó su mano, susurrando un "perdón" casi inaudible.
—Gracias—murmuró finalmente mientras observaba sus botas cabizbajo, como para hacerle saber al otro de qué se trataba.
—No es nada, te vi llegar ayer, ¿eres nuevo, no?—el castaño asintió tímidamente—¿Cómo te llamas?
—David
—Yo me llamo Guillermo, y este pedazo de imbécil que ves acercándose, es mi amigo Rubén—dijo señalando al de cabellos castaños claros que se integraba a la conversación.
—Vaya gilipollas tú—miró al albino haciendo una mueca—buenas, nuevito, ¿Cómo dijiste que se llamaba?—miró a Guillermo.
—D-David—respondió nuevamente el más pequeño.
—Vale vale, vaya cara que traes, David, pareciera que te hubieses pasado toda la noche llorando—dijo riéndose, a lo que su amigo respondió con un golpe en la nuca.
—No le hagas caso, es medio estúpido—Rubén hacía muecas burlándose de Guillermo, quien simplemente lo ignoró—y dime, ¿Cuántos años tienes?
El albino preguntaba de una forma tan carismática que el más bajito sentía un aire de confianza en aquel chico que acababa de conocer, después de todo, era la única persona que le había ofrecido ayuda desde que llegó a aquel lugar. Lo pensó unos segundos, se miró las manos y empezó a contar con sus dedos.
—Seis—respondió finalmente cabizbajo y en un volumen demasiado bajo pero aún audible—...¿y vosotros?—se animó a preguntar.
—Ocho, pero Rubén es mayor por un poco.
—Así que respetad a vuestros Superiores, chavales—afirmó el recién nombrado, le gustaba ser el centro de atención. Guille sólo atinó a rodar los ojos y negar con su cabeza en respuesta a la actitud de su amigo, mientras que el nuevo integrante miraba la escena con total confusión.
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Is This... Real? [Willgan] [En Hiatus, Pero No Se Abandona]
FanfictionLos infames cultos no son nada más que una realidad alterna que nadie cree experimentar en su vida. Sin embargo, éste no era el caso para los dos Hermanos Oscuros quiénes conocían perfectamente la existencia de tales grupos. Poco sabían del mundo e...