𝐁𝐮𝐭𝐭𝐞𝐫𝐟𝐥𝐲 || ➵ 𝐊𝐨𝐨𝐤𝐦𝐢𝐧 [𝐑𝐞𝐞𝐬𝐜𝐫𝐢𝐛𝐢𝐞𝐧𝐝𝐨]

🦋𝟏𝟎🦋

Nunca antes había sentido su mano temblar de la manera en que lo hacía en ese momento, justo antes de abrir la puerta de aquel lugar que consideraba su segunda casa. Se encontraba parado frente a ella, incapaz de girar el picaporte; su mano estaba completamente inmóvil, como si su mente intentara obligarlo a retirarse.

Antes de dar el paso, inhaló profundamente y exhaló, liberando la tristeza que se acumulaba en su pecho. La pesadez en el ambiente le recordaba que algo importante estaba a punto de suceder y que no habría vuelta atrás, al menos, no para él.

El sonido del picaporte al girar resonó en el silencio, marcando un momento de transición. Al cruzar el umbral, una mezcla de olores familiares lo envolvió, y el espacio que solía irradiar calidez ahora parecía impregnado de una tensión palpable; un lugar lleno de tantos recuerdos felices parecía ser solo una venda en los ojos de Jin. ¿Siempre este lugar se sintió tan... solitario?

Una vez dentro, se deshizo de sus zapatos con movimientos automáticos, mientras Namjoon permanecía apoyado contra la pared. Sus miradas se encontraron, revelando emociones entrelazadas de ansiedad y expectación.

—¡Jin! ¡Estás aquí! —Namjoon rompió el silencio, pero su voz temblorosa delataba la turbulencia interna. Jin quedó sorprendido debido a la intensidad de sus latidos; realmente sentía miedo.

—¿Cómo no estaría? Sabes que Jungkook también vendría si pudiera, pero está trabajando. —Namjoon asintió, agradecido por la presencia de su amigo en ese momento crucial. Jin, con empatía serena, intentaba aliviar la carga emocional que pesaba sobre Namjoon.

—Lo sé. No sé qué haría sin ti en este momento. Puedo jurarte que estoy completamente paralizado. Se supone que no debería estar así. Quiero decir, yo soy el que ayuda a otros a enfrentar sus emociones y ahora no soy capaz de hacerlo.

La sala, llena de recuerdos compartidos y risas, ahora se transformaba en un refugio en el que Namjoon sentía amenazado. Donde antes reinaba la armonía, ahora flotaba una tensión palpable. Cada objeto, cada rincón, parecía conspirar para recordarle que el momento presente no era como los momentos que habían vivido en ese espacio.

Contrario a la aparente calma de Jin, Namjoon experimentaba la vulnerabilidad de su refugio emocional. La atmósfera se volvía densa, cargada de sentimientos encontrados que añadían una capa de complejidad al ya tenso momento. La sala, que solía ser un santuario de alegría, ahora se convertía en un testigo mudo de la angustia que pesaba sobre Namjoon.

Jin, perceptivo como siempre, se acercó con delicadeza. Colocó su mano en el hombro de Namjoon, y esa simple conexión física pareció abrir un canal directo a la tormenta de emociones que agitaba el interior de Namjoon. La mano de Jin rozó levemente su cuello, enviando corrientes de sensaciones por todo su ser.

Aquel tacto, su mano en la piel de Namjoon, provocó que su corazón no latente doliera intensamente. Cada roce era como la punta afilada de un cuchillo, perforando la barrera de la aparente calma. La sensación, aunque dolorosa, era reveladora. Era como si miles de cuchillos representaran todas las preocupaciones y miedos que Namjoon había guardado.

Jin, sin apartar la mirada, se sumergió en los ojos de Namjoon. En ese intercambio silencioso, se compartían más que palabras. Namjoon, por su parte, correspondía al consuelo de Jin, permitiendo que el peso emocional se disolviera lentamente en ese momento de conexión silenciosa pero profunda.

—Es porque no eres una máquina, Namjoon. Eres un ser humano que también siente. El hecho de que seas psicólogo no impide que puedas tener miedo o preocupaciones... toma.

Jin le entregó el envase de la prueba de embarazo, y Namjoon, con una mezcla de nerviosismo y determinación, se dirigió apresuradamente hacia el baño. Jin aprovechó ese breve momento para observar a un pequeño perro descansando en el sillón, cuya presencia aportaba un toque de calma en medio de la incertidumbre, el cual al instante dedujo que se debía tratar del perro que Namjoon le había hablado en la mañana.