A pesar de la incertidumbre, Yohan se armó de valor y decidió ir a su habitación, no podía ir por ayuda, no conocía a ninguno de sus vecinos y eso que llevaba tiempo viviendo en el edificio. Buscó algo en la cocina que le sirviera para defenderse, siendo lo primero que encontró el sartén, de seguro podría hacer algo con eso.
Con su arma en mano, intentó ir lo más en silencio posible, pero el departamento hacía el más pequeño crujido con cada paso que daba, poniendo nervioso a Yohan. Puso su mano en la manilla de la puerta y, con su corazón latiendo rápido y hasta sudando de los nervios, abrió lentamente la puerta que crujió haciendo maldecir a Yohan toda la casa por ser tan ruidosa cuando menos lo necesitaba. Deslizó su mano por la pared en busca del interruptor, fallando varias veces. Una vez que encendió la luz, empujó la puerta hasta atrás, y colocándose en posición de defensa con su sartén miró a todos lados esperando encontrar lo que causó ese fuerte ruido. Sin embargo, no había absolutamente nada. Yohan bajó el sartén un poco más aliviado, reviso con cautela la habitación y notó unas pequeñas manchitas en el suelo bajo la ventana que seguía abierta, la cerró extrañado, dirigió su mirada a su cama y esta tenía las mismas marcas. Observó la habitación para deducir a dónde se habría ido el causante de aquellas manchas, dando con su armario entre abierto. Se acercó despacio, con su sartén aún en la mano, alerta. Terminó de abrir el mueble y encima de sus poleras descansaba un bonito gatito negro. Yohan soltó el aire que no sabía que tenía retenido, todo el susto por un simple gatito. Le causó curiosidad de como pudo entrar, la distancia entre departamentos no es mucha, pero tampoco es tan seguro pasar entre ellos por las ventanas, el gatito estuvo en gran peligro al pasar a su departamento.
— ¿De que departamento vendrás, amiguito? — susurró para no despertar al gatito, mirándolo con ternura. A Yohan le gustaban los animales, pero no podía darse el lujo de tener uno, su tiempo libre era escaso, no podía cuidar de uno. Dejó dormir al gatito, se seguro se iría apenas despertara, volvió a abrir un poco la ventana para que pudiera salir luego. Fue a la cocina a guardar el sartén y se llevó la comida para servirse en la habitación, cambió su ropa y prendió la computadora para ver alguna serie. Mientras se servía, escuchó al gatito saltar desde el closet a su cama, asustándolo, había olvidado al felino. Miró cada movimiento del animal, sonreía con los perezosos pasos que daba hasta llegar a su lado, — ¿Te puedo acariciar? — sabía que no tendría respuesta, pero la pregunta salió sin siquiera pensarlo mucho, Yohan acarició al felino y este ronroneo gustoso. Con este adorable compañero, el sueño una vez más apareció dejando a Yohan descansando cómodamente sobre su cama junto al gatito de pelaje negro.
A la mañana siguiente, el primero en despertar fue el felino, con pereza abrió sus ojitos y se estiró sobre la cama, se acercó al rostro de Yohan y se quedó ahí, mirándole, unos minutos hasta que volvió a su forma original, la de un ser humano. Se obligó a apartar su mirada y se levantó lo más silencioso que pudo de la cama para no despertar a Yohan, ahora el problema era como irse de ahí. No podía volver por la ventana en esa forma, si saliera por la puerta podía ser visto por alguien y le podían contar a Yohan que lo vieron salir del departamento. Además, no podía volver a su forma felina, no hasta después de una hora. El gato, que ahora era un humano, se regañaba mentalmente por no haberse ido mientras aún era un gato. Ahora estaba en un gran lío.
Su pancita rugió en medio del silencio que había en la habitación, se sonrojó y miró a Yohan, quien seguía durmiendo plácidamente. Se acercó a la puerta y la abrió lento, aunque esta igual crujió. Salió y observó el lugar, no le fue difícil ubicarse, debido a que no era tan grande. Fue a la cocina en busca de algo para comer, cuando el timbre del departamento sonó unas tres veces y luego escuchó a Yohan gritar un 'ya voy'. Entró en pánico, ¿qué haría ahora? Corrió hacia la puerta, junto a esta había un pequeño sillón, Yohan sólo tenía dos pequeños por el poco espacio. Se escondió detrás de este justo a tiempo que Yohan salía de su habitación a abrir la puerta. Detrás de esta, estaba su vecina, Hong Seol.
— ¡Buenos días, Yohan! ~
El pelinegro le sonrió un poco incómodo, — Hola, Seol, ¿qué te trae por aquí?
La chica detrás suyo saco una bolsita con varias galletas en ella, — te traje galletas, las hice yo misma, espero te gusten. — sonrió.
— Muchas gracias, no debiste molestarte. — y ninguno dijo algo más, era bastante incómodo.
— Bueno, yo, ehm, me voy, que tengas buen día. — rió un poquito, para deshacer la tensa atmósfera.
— Si, tu también. — intentó ser amable, fallando notablemente. La chica se retiró y Yohan cerró mal la puerta, yéndose a su habitación. En ese momento, el gato-humano detrás del sillón encontró la oportunidad perfecta para irse. Se acercó a la puerta y la abrió para poder irse rápidamente, pero apenas puso un pie afuera fue atrapado al instante por la vecina.
Ambos se miraron, ella confundida y él aterrado, estaba en problemas.
— ¿Y tú quién eres? — le preguntó Seol. — Dios mío,¡¿Un ladrón?! — levantó la voz, tomando distancia de él.
El chico entró en pánico una vez más, si la chica hacía un escándalo, vendrían los vecinos y Yohan también. ¿Cómo saldría de esta?
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A cat in my life - 99z [WEi]
FanficUn pequeño gatito entró de la nada al departamento de Yohan, haciéndose un espacio en su vida. Sin embargo, el gatito no venía solo. Yohan y Yongha, WEi [99z o Yoyo(?]