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Mentiras
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Lisa salió de la ducha junto a su pequeño hijo, envolviendo el cuerpo de su bebé en su toalla de dinosaurios. Aún estaba un poco asustado y llorando, pero Lisa lo habría logrado calmar un poco su pequeña bolita de azúcar.

Le puso su pijama, llevándolo hasta la cocina donde la haría su cena. Abrió la despensa y un gemido de frustración escapo de sus labios, no quedaba casi comida, un poco del cereal y leche que era intocable, era su Niño, dos paquetes de ramen y un poco de avena.

Mientras sacaba la azúcar, sal, un poco de leche y la avena, comenzó a cocinarla, y mientras la movía para que no se pegara, más su furia incrementaba y las ganas de matar a JungKook crecían. ¿Por qué había aparecido a sí de repente? Ella nunca mató a su padre, solo murió estando con ella por un ataque al corazón, mientras él pagaba por sus servicios. Y cómo la familia Jeon es asquerosa mente rica lograron meterla a la cárcel aún sin pruebas suficientes, donde duró meses y luego fue liberada por pruebas insuficientes.

Y de cierta forma era triste. Pero le importaba una mierda toda la historia que tuvo con él. A veces el amor de va, ya lo supero, ya lo había superado ya que nunca olvidó el rostro de él cuando estaban en el juicio. ¿Por qué nunca creyó en ella?

¿Pero para ella? Alguien claramente había matado al padre de JungKook y le echaron la culpa a ella, porque para ella la familia Jeon es una familia llena de asquerosas mentiras y secretos, incluyendo los asesinatos.

Lisa sirvió la avena en uno de los platos hondos que había, esperando a que se enfriara.

— Aquí está la avena, amor, recuerda comer con cuidado, que ayer tu maestra me regañó por darte la comida, dice que debes aprender a comer solo.

Lisa se sentó al lado de Niño, su pequeño Leo, el amor de su vida.

— Soy un fuerte, mami, te voy a cuidar de todos, incluyendo del hombre estaba aquí. Nadie puede gritarle a mami, eso está mal, ¿verdad?

Lisa asintió varias veces con la cabeza, mientras que tranquilamente acariciaba el cabello de su hijo, ayudándolo un poco sobre como agarrar una cuchara.

— Sí, no se le puede gritar ni pegar a una mujer, tampoco burlarte de la, eso nunca, ¿me escuchaste? —Habló en un tono serio.— Y quiero que olvides al hombre que vino aquí, solo se perdió e iba a matar un mosquito que estaba encima de mí. Él no me quería lastimar, ¿okey? Es más, nunca lo volveremos a ver.

El Niño asintió, confiando en las palabras de su madre.

— ¿Y tú, mami? ¿No vas a comer?

— No, no tengo mucha hombre, preocúpate en comerte toda la avena, está rica.

— Umh... nunca tienes hambre. ¿A las mamás nunca les da hambre? A mí sí me da mucha hambre, a veces me regañas porque siempre tengo hambre, pero luego siempre me das algo de comer, aunque sea una galleta. —Expresó el niño, llenando su boca con la última cucharada de avena.— Eres genial, eres la mejor mamá del mundo.

Lisa sintió sus ojos llenarse de lágrimas, pero sin embargo no dejó caerlas, no podía mostrarse débil delante de su hijo, delante de su hijo ni de nadie, no puede dejar que nadie se aproveche de sus debilidades.

— Y tú eres el mejor hijo el mundo. —Desordenó su cabello, encaminándose al fregadero para fregar la cuchara, el plato y dónde había echo la avena.— Andando, a la cama.

Observó cómo el niño se iba corriendo a la habitación, ya que el pequeño departamento tiene una sola habitación la cual comparte con su hijo, aunque sabe que será un problema cuando él comience a crecer y necesite su privacidad.

Perfect World - LizKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora