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Todoroki Shouto e Midoriya Izuku eran amigos desde su estancia en la academia, un poco después del festival deportivo, hasta ese momento donde ya eran héroes profesionales luego de su graduación hace seis años ya, pasando el tiempo tan rápido que el menor ni siquiera sintió un cambio realmente. Había estado junto a él pecoso durante casi nueve años, siempre estuvo ahí para el desde que se abrió y supo la verdad detrás de lo que era apoyándolo y ayudándolo en todo, sintiéndose tan afortunado por tenerlo y pudiendo salir adelante por el que era su héroe, junto a él de Japón.
Siempre le pareció alguien muy amable y con un sentido de justicia que en esa sociedad ya no se lograba percibir bien, el candidato perfecto para ser nombrado el héroe perfecto junto a todas sus demás cualidades como su tolerancia y solidaridad, siempre queriendo ayudar a todo aquel que estuviera en peligro tal y como lo había hecho con el, tal vez por eso confundió sus propios sentimientos, porque solo los veía como un gran sentimiento de admiración y gratitud, como lo que sentía por Momo, su mejor amiga.
Estaba agradecido con su amigo, mucho, y también lo admiraba por defender con fuerza sus ideales sin importar que todo el mundo estuviera en su contra, y confundió todo cuando se empezó a enamorar de él por eso mismo, o tal vez sabía lo que sentía, pero prefería cubrirlo con esas ideas buscando no salir lastimado otra vez, después de todo, Izuku ya había entablado una relación con Ochako antes del termino de su tercer año, entonces, simplemente quedaba decir que era su mejor amigo.
Se sintió mal un tiempo por esa relación de té verde, ahogando sus penas con Hanta cantando canciones en español que no entendían, pero se escuchaban tristes mientras comían como puercos, deseándoles lo mejor a las personas de quienes estaban enamoradas, hasta Katsuki se les unió con el tiempo no por despecho, si no por ser muy miedoso para declararse a Momo y ya había creado escenarios falsos, esa fue la época donde más se hicieron el grupo más cercano de la clase causándoles risas estúpidas ahora mientras se emborrachaban teniendo la edad, pero no fue de esas personas que se sentaron a llorar, que cantara canciones de despecho era más para reírse un rato de su propia desgracia. Aún así, se sentía feliz por verlo sonreír con la castaña, entonces todo estaba bien, además que no se podía enojar con su otra mejor amiga ni aunque quisiera.
Por el nuevo trabajo como héroes, se había olvidado de lo que sentía, o se mataba en el trabajo para mantenerlos alejados, ya ni sabía, pero tener a su enamorado bajo el mismo era una mierda, a veces buena, y otras veces mala. Luego que la ex-pareja tomara la decisión de separarse por los sentimientos de la menor cambiar y verlo como un amigo, le dejó el apartamento que compartían a ella solo para que esta no se preocupará por un lugar para dormir donde más tarde se mudaría cierto azabache, y pidió su ayuda por un tiempo que se había extendido por tres años con sus altas y bajas, pero no le desagradaba del todo.
