La primera vez que Akane se cruzo con el causante de sus problemas fue cuando tenía 11 años e ingreso a la academia. Era un joven muy curioso, tímido en ciertas ocasiones y un tanto tsundere si lo provocaban a la vista de los demás. Todos les veían normal, todos excepto Minamoto Teru.
El rubio era un caso perdido. Siempre viéndole de reojo en el receso, evitando que se hiciera daño cada vez que corría debido a su tardanza. Era muy dulce con él. Y eso le confundía.Siendo él un demonio cuando ambos estaban en el consejo estudiantil, sinceramente pensaba si no había algo mal con su cenicienta oxigenada.
En su mente cansada tras horas de estudió en el comité, el día le resulto largo y un tanto aburridor; el cielo estaba opaco amenazando con dejar caer las cristalinas gotas sobre el edificio y sobre las lindas flores celestes que adornaban al jardín.
Balanceo sus piernas en el pupitre y solto un bufido al aire al sentirse aburrido. Solía ser muy al pendiente de sus difíciles estudios para que su amada Ao-chan lo felicitara, pero esta vez ya dudaba que eso le lograra puntos extras. Eso causo que su corazoncito se contrajera y sus ojitos se aguaran.
Yamabuki, quien en ese momento, tan sabio y compresivo a la vista del pelirrojo, se dio cuenta. Pensaba que tal vez haber unido más al Minamoto y al chico pudiera hacer que se olvidará un poquito de la chica ; pero no.
—Deja de pensar en ella. Las notas las entregaran la próxima semana, no debes preocuparte— menciono sin levantar la vista del pequeño móvil que tenia.
—¿Y si saco mala nota, Yamabuki? Seguro me odiara — menciono al ver que el profesor borraba la pizarra y despedía a los estudiantes—.Yo…yo no quiero que me odie Ao-chan.
—No te odiara, si te odia por eso solo demuestra que le gusta solo lo que aparentas, y eso Akane, es lamentable. Una persona debe querer a todos por lo que somos, no por lo que quieran de nosotros.
Akane asistió calbi bajo. Su amigo era muy sabio o estúpido, pero aun así lo quería mucho, era el único al que podía golpear de broma sin que no lo denunciaran o castigaran con un mes de suspensión.
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50 RAZONES PARA ODIARTE.
CasualeÉl odiaba al presidente Teru Minamoto con su alma. Odiaba su sonrisa. Sus ojos. La historias que ambos trasaron. Akane no sabe como desahogarse; quiere gritarselo a Teru, encararlo y decirle todo lo que odiaba de él. Pero aquello sucede sin necesid...