Soñé que escribía; sí literalmente podía ver como las palabras iban apareciendo en el documento de google.
Me desperté por el grito de mamá de "a comer" - haciéndome saber que ya era el mediodía y que otra vez había apagado la alarma de las diez y había seguido durmiendo.
Agarré el celular, esta generación siempre agarra el celular apenas se despierta; abrí whatsapp, entré a tu chat y empecé a grabar el audio contándote que literalmente pude leer cada palabra plasmada en un word. Abrí la puerta, fui al baño a lavarme la cara y bajé a almorzar.
Al rato llegó tu respuesta, un "tenés la habilidad de escribir hasta dormida" se asomo por la pestaña de notificaciones. Sonreí. Me pregunté porqué elegí tu contacto entre los otros doscientos cincuenta y dos que tengo agendados. Me respondí, casi al instante, que siempre te cuento todo a vos primero.
Desde que me mojé cuando volvía a casa hasta cuando aprobé el parcial, siempre era tu contacto el que buscaba en la lista de whatsapp cuando tenía que contarle algo a alguien. Vos, siempre haciéndome la segunda.
De repente, todo cambió, parecido a ese día que me levante nueve treinta sin alarma y no sabía bien qué hacer. De repente, tu contacto empezó a quedar abajo, ya no aparecía en los "frecuentes" y tampoco en los "chats recientes"; es más hasta el contacto de mi primo, con el cual solo hablo cuando alguno de los dos cumple años, quedó más arriba que el tuyo.
Al principio, amagaba con escribirte siempre que me pasaba algo, es más hasta buscaba tu nombre en whatsapp y había veces que hasta empezaba a grabar el audio (esos largos que vos odiabas pero escuchabas de todos modos). En twitter me pasó lo mismo, meme que veía, meme que quería mandarte, pero aja, ya no más.
Me pregunto si a vos te pasaba lo mismo, si tenías el impulso de escribirme por lo menos para saber si esta vez me había mojado o si había estudiado para el parcial de mañana; prefiero no preguntar porque quiero solo un Sí como respuesta y sé que la vida siempre se divide en un cincuenta y cincuenta por ciento, y la verdad no quiero que me contestes con el cincuenta por ciento no deseado.
Me había acostumbrado a dormirme con tu descansa y a levantarme con tu buen día; ahora tendré que conformarme con el rutinario "hola, ¿todo bien?" del portero de mi edificio.
Supongo que me acostumbré a vos, y ahora que soñé de nuevo, ya no puedo mandarte un audio con la voz dormida contándote que había imaginado mi subconsciente.
Me pregunto si vos también te habías acostumbrado a mis audios largos contándote alguno de mis sueños; pero de nuevo prefiero no preguntar, no sea cosa que tu respuesta sea el cincuenta por ciento que representa el No.
Eras el primero de los doscientos cincuenta y dos,
ahora tu chat está archivado,
pero mi mente sigue pensando en vos.
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Tipeando.
RandomVarios textos, ninguno tiene que ver con otro, pero todos tienen un poco de todo.