Hija De Odín | segunda temporada

capítulo 14

- ¿estamos seguros aquí? - me miró Torvi

- no tengo idea, no confío mucho en Alfred - respondí bajo

Estamos acostadas sobre una de las camas donde Alfred nos instaló, era una casa hecha de piedras, estaba bien instalada cerca de donde él se queda, además de que puso a dos guardias vigilando nuestra puerta, o a nosotros

- descansa Gisli, nos cuidamos la espalda - me sonrió

- descansa Torvi - le respondí sonriendo

Ella dio media vuelta y abrazó a Asa a su lado, los niños ya estaban dormidos, todos en ésta casa lo están. Yo no podía dormir, pensar en Ivar era lo único que hacía todos los días, sin falta, a donde sea que mirara él estaba ahí, en mi forma de hablar, en mi forma de vestir y en mis gestos, hay algo de él en mí.

Tomé aire y me senté sobre la cama, miré a mi alrededor y todos dormían; Torvi, Asa y yo estábamos en la cama más grande, Lagertha estaba con Hali en una mas pequeña y Ubbe y Björn estaban en el suelo, había sofás, pero dijeron que querían estar cerca de nosotras por si algo llega a pasar.

Bajé de la cama y caminé lentamente a la salida de la habitación, llegué a la sala y me puse mis zapatos, miré devuelta a la habitación y después de asegurarme de que nadie se haya despertado salí de la casa.

En cuanto abrí la puerta los guardias a los lados se pusieron mas firmes.

- ¿saben dónde venden cerveza o algo así? - pregunté

- dos calles hacia allá, una a la izquierda y una a la derecha - respondió uno de ellos señalando el camino

- gracias, que amable - dije

Caminé hacia donde me dijo y vi a personas aún en las calles, es muy noche, la Luna está en su punto máximo y aún hay gente trabajando.

Después de seguir las indicaciones del guardia, llegué a un lugar donde había hombres ebrios y mujeres bailandole a los hombres, casi desnudas.
Entré sin prestar mucha atención y caminé directo a una mesa, tomé asiento y el hombre que atendía me miró.

- uno, por favor - señalé

- que sean dos - escuché la voz de alguien a mi lado

Miré y era Heahmund, me sonrió

- ¿puedo acompañarla? - preguntó

- por favor - señalé el asiento a mi lado

Él sonrió y se sentó

- ¿qué hace fuera de su casa tan noche, dama? - preguntó

- sólo dime Gisli - dije

- bien, Gisli - dijo - es un hermoso nombre

- gracias - dije - mi padre me lo puso

- tu padre debe ser un un hombre bueno

- es el mejor, es un Dios - dije

- bueno, yo no consideraría a alguien más un Dios, a menos que sea mí Dios, el original y único - dijo

- ¿a qué te refieres?

- ya sabes, hay quienes consideran a otras personas como sus Dioses, Alfred considera a su esposa como una Diosa, ustedes tienen Dioses falsos en los que creen

- más reales que tu Dios sí lo son - le sonreí

- todos los que tienen un Dios lo creen - me sonrió igual

- bueno...

El hombre puso dos tarros de cervezas frente a nosotros.

- yo soy una Diosa - dije tomando mi tarro y lo levanté como un brindis