Prologo: Esperanza

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Los 7.000.000 de años de historia humana han llegado a su fin.

¿Por una guerra nuclear?

¿La caída de un meteorito?

¿Tal vez la llegada de los alienígenas?

¡NO!

El fin de la humanidad fue servido por sus mismos creadores: "Los dioses"

Sin embargo, había algo que los propios seres omnipotentes ignoraban de sus creaciones, algo que podía ser perfectamente omisible para cualquiera de las especies que habitaba el vasto multiverso

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Sin embargo, había algo que los propios seres omnipotentes ignoraban de sus creaciones, algo que podía ser perfectamente omisible para cualquiera de las especies que habitaba el vasto multiverso. Para todos, menos para dos individuos. Dos seres que sabían perfectamente de lo que aquellos débiles humanos eran capaces de alcanzar, tanto para bien, como especialmente para mal. Nacidas como una y separadas por el tiempo, las deidades eran la encarnación de dos extremos opuestos: La Naturaleza y La Humanidad. Gaia y Alaya, respectivamente.

Y actualmente, ambas estaban en un juicio.

En un infinito tribunal, repleto de gradas ocupadas por aquellos seres que se adjudican el titulo de deidades, las dos subconsciencias colectivas estaban sentadas una al lado de la otra. La madre tierra era todo lo que podría esperarse de una belleza natural, divina y perfecta: una adulta de piel blanca que aparentaba estar en sus veinte, un cabello rizado rojo como el fuego y unos ojos color miel que transmitían un calor inigualable para cualquier otra existencia. Y pensar que esa dulce mujer pretendía extinguir toda la humanidad.

 Y pensar que esa dulce mujer pretendía extinguir toda la humanidad

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La joven que estaba a su lado no tenía presentación. Literalmente hablando, aquella criatura insignificante era una humano común y corriente, la cual dejó al subconsciente colectivo poseer su cuerpo físico para poder presentarse ante los dioses. Para la gran mayoría, solo era algo insignificante y hasta molesto el tener que ver una joven adolescente codearse con los dioses; los que conocían a Satán, sin embargo, buscaban evitar el contacto visual todo lo posible. Los dioses griegos se aseguraron en prohibir terminantemente cualquier contacto con ella. Solo Gaia, su compañera, sabía que aquella elección fue una burla directa a todos los dioses, pero lo dejaría pasar. Por ahora.

Regord Of Ragnarok: The Legends Never DieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora