Capitulo 9

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La tarde en el instituto transcurrió normalmente, excepto claro por el hecho de que Allison me hizo un interrogatorio sobre mi encuentro con la Profesora Stevens.

Cuando el día llegó a su fin y yo me disponía a irme hacia mi casa, me distraje un segundo guardando mis cosas y no me percaté que una persona se estaba acercando.

-Jo... ¿podemos hablar?- esa voz la reconocería en cualquier lugar. Pero era la que menos quería escuchar.

-Camila te pedí hace tiempo que ya no me buscaras, pensé que había quedado claro y más habiendo pasado meses de lo qué pasó.

Camila es mi hermanastra, hija de mi padre en su anterior matrimonio.
Nuestra historia es corta, siempre fuimos buenas amigas por la relación que nos unía hasta que hace aproximadamente un año, en una noche después de mucho alcohol, terminamos acostándonos.

Desde ese momento la dejé de ver como mi hermanastra, y por eso mismo le pedí que nos alejáramos. Ambas sabíamos que estaba mal, y nuestras familias nos matarían si se llegasen a enterar.
Ella insistió en algo más pero yo dejé los límites claros, tener algo era imposible.
Claro! ¡Tiene mi sangre!

-Jo me alejé el tiempo que me pediste, pero necesito volver a la relación que teníamos antes. Te extraño como mi hermanastra y como amiga, por favor hablemos.

-No se si esté bien, y realmente no sé si verte como una hermana de nuevo es posible- le dije segura, hasta que vi como sus ojos se cristalizaban.

-Jo, por favor...

-Esta bien Cami, tranquila, vamos a hablar, vamos a casa... solo no llores por favor- le dije mientras intentaba limpiar su rostro de las lágrimas que comenzaban a caer.

Ella es una persona muy importante para mi, yo quise alejarme porque era lo debido, no porque así lo quisiera. No me gustaba verla llorar.

El camino a casa lo hicimos caminando, volvimos a reírnos y a actuar como las amigas y hermanastras que fuimos hace un tiempo. Todo parecía estar como antes.

-Camila, que suerte que viniste!, ya te extrañábamos mucho por aquí...
Ya perdía las esperanzas de que arreglen ese problema que nunca quisieron contar...- dijo mi madre mientras abrazaba a Camila y dramatizaba el momento. Porque aunque yo evitaba ver siempre a Camila, ellos obviamente siguieron en contacto.

-Mamá no dramatices, estamos bien, vamos a mi habitación así podemos hablar más tranquilas, antes de que te pongas a llorar.

-Muy bien, luego les llevo algo para comer. Me alegra que hayan solucionado lo que sea qué pasó. ¡Son hermanas!-gritaba mi madre mientras nosotras ya íbamos subiendo las escaleras.

-Hermanastras...-escuché susurrar a Camila mientras entrábamos a la habitación. Espero haber malinterpretado ese comentario y que no sea lo que creo.

-Si quieres siéntate, yo voy a cambiarme el uniforme para estar cómodas y podremos hablar. 

La dejé y fui a mi vestidor a cambiarme, cuando terminé de sacarme la camiseta del uniforme sentí su mirada.
Debí parar en ese momento, pero el ambiente ya estaba muy tenso y no quise hacerlo.
Seguí sacándome el sostén, de espalda a ella, sin hacerle notar que me había dado cuenta de su presencia.

-Jo...- se comenzó a acercar, yo seguía sin querer darme la vuelta.

-Camila sal por favor, podremos hablar solamente si sales. No lo arruinemos de nuevo.
-sonó casi como súplica, de verdad quiero arreglar las cosas pero también se que no sería fácil la tentación.

-¿Que tan mal puede estar algo que nos hace tan bien Jo?- su tono de voz cambió, era seductor. Hacia efecto en mi cuerpo. Yo aún no quería darme la vuelta, porque sabía que el límite sería muy frágil.

-¿Hija donde están?-apareció mi salvación, o mi perdición, no lo sé.-¿Jo qué haces así?, ¿porque no te has vestido aun?- dijo en un tono un poco confundido y otro poco de enojo.

-Mamá ya me estaba vistiendo, Camila solo vino a acercarme una camiseta que había dejado en la habitación y quería usarla ahora.-tranquilice a la fiera mientras me vestía.

-Esta bien, pero la próxima sería mejor si te cambias con el brasier puesto, o que Camila te espere en la habitación. Ya son chicas grandes y no es apropiado.

-Si señora Laura, lo entendemos, tendremos más cuidado-dijo Camila, mirándome ¿con picardía?.

La tarde pasó y al final Camila y yo no pudimos hablar, mi madre nos preparó la merienda y no pudimos despreciar la invitación de comerla con ella en el living.

En la noche Camila se fue, y yo recordé que no había visto mi celular en todo el día, cuando lo vi, tenía 4 notificaciones. Todas de Instagram, todas de @Mel.Stevens.

* @mel.stevens
     
      17:36: "Señorita Miravalle"

      17:53: "¿Estás ocupada?"

      18:22: "Claro que estás ocupada, hablamos luego"

      18:23: "Este es mi número, para que cuando te desocupes con quien sea que estés, podamos hablar. xxx."

Mi rostro dibujó una sonrisa, claramente ella estaba celosa de pensar que yo estaba con alguien más. A decir verdad si lo estaba, pero hubiera dejado plantada a Camila en un segundo si hubiera visto sus mensajes.
Ok, eso sonó muy sumisa pero es que siempre tengo ganas de verla.

Miré la hora y era tarde, tal vez ya estaría dormida, pero con mandarle un mensaje no perdía nada. Como mucho, lo vería en la mañana.

*• Hola! Soy Jo, acabo de ver los mensajes. Mi celular se descargó y lo olvidé. En fin, quería avisarte que este es mi número, que descanses! 💕

Ni yo entendía porque le había mentido, o ni siquiera porque le había dado explicaciones, pero me gustaba pensar que ella las había pedido de alguna manera.
Pasé unos minutos en línea contestando otros mensajes de mis amigos y luego volví a su chat. Vi que estaba en línea.

*• ¿Demoraste 4 horas en darle carga al teléfono?

Ok. Eso si no me gustó.

*• ¿Perdón?

*• Solo digo que por las veces que te vi con tus amigas, nunca dejabas el teléfono. No creo que lo hayas dejado toda la tarde sin  carga.

*• No entiendo realmente a que viene el planteo. Si me hubieras dicho que querías hablar en la tarde, hubiera estado disponible en el celular.

*• No importa. No debería haberte escrito. Nos vemos en el instituto, hasta mañana.

*• Hasta mañana.

Realmente a veces no entendía a Melissa, a veces me trataba como si no existiera, otras veces me devoraba con la mirada y otras simplemente me trataba mal sin razón. En otra ocasión me hubiera alejado de la chica.

El tipo de chica con cambios de humor no es mi tipo definitivamente, pero es que ella... ella es ella.

Mi profesora de Italiano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora