Sukuna, el rey de las maldiciones, ese era el titulo que había conseguido , o por el que era llamado en cada recóndito lugar.
Le disgustan los humanos, o eso creía.
¿Un demonio es capaz de cambiar?
Si te gusta jujutsu kaisen o historias con algo de...
Saliste del baño, Sukuna tenía una cara de nervios que jamás habías visto.
Las lágrimas salieron por tus mejillas, Sukuna caminó hacía ti, limpiando los mares que inundaban tus cachetes.
- ¿Qué sucede?
Te quedaste en silencio, te lanzaste en sus brazos hundiendo la cabeza en su pecho.
- Vamos, dime t/n...
- ...-Respiraste hondo. - N-no estoy embarazada.
En ese momento un peso de encima se le quitó al demonio, viste su cara de alivio.
Luego de unos segundos esa cara de alivio pasó a ser algo neutral y triste.
- Tú, ¿Estás bien? -Preguntó mientras te abrazaba.
- Eso creo, en el fondo me aterraba, pero, una parte de mí si quería ser madre y tener mi propia familia.
- Pienso lo mismo, tranquila. -Dijo para besarte.
Aunque te sorprendía mucho lo comprensible que era Sukuna, no podías dejar de pensar en lo que hubiera sido de ustedes dos si hubieras quedado embarazada.
Los doctores te dijeron que seguirían investigando lo que pudo haberte causado los síntomas.
Se despidieron y los dejaron a ustedes dos solos en la habitación.
- ¿Q-quieres hablarlo, t/n?
- Creo que me haría bien.
- Bueno, si quieres saber lo que yo pienso, acá voy... me he dado cuenta de que me he estado sintiendo algo raro, débil, últimamente me gusta estar contigo...
- S-sukuna...
- Espera, déjame terminar... a lo que voy es que, creo que te amo, y si hubieras quedado embarazada también amaría a ese bebé, lo creas o no estaba aterrado, pero con cualquiera de las dos posibilidades estaba bien, sinceramente me alivia un poco que aún no pase...
- Sukuna...-Te inclinaste para besarlo profundamente, no podías creer todo lo que te estaba diciendo. - Yo también te amo, pienso igual que tú, estoy algo aliviada.
- ¡¿E-enserio?!
- Si tontico...
- Oioioi, no creas que por estar enamorado me dejare insultar mocosa.
Reíste, a lo cual él sonrió.
- Vaya vaya, últimamente has estado muy cariñoso mostrando este lado tuyo.
- Lo sé, así que aprovéchalo...
- Lo haré ;). - Sukuna se recostó en tus muslos, simplemente acariciaste sus rosados cabellos.
Ambos cayeron en un profundo sueño...
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