« 𝐏𝖺𝗋𝗍𝖾 𝟢𝟣𝟢.

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¿Por qué eres tú?

La menor se detiene en medio del camino y entorna los ojos sin perder la expresión que su rostro llevaba de por medio. Una expresión seria y amarga lo adornan. Metió ambas manos en sus bolsillos delanteros y se acercó discretamente hasta el pelinegro que no giró a verla nuevamente. La castaña mantuvo su mirada al frente, como si fuese una persona más que expectaba lo que ahora estaba sucediendo, pero claro, si el pelinegro no estuviera allí, ella no se habría dado cuenta de que la persona que corría por su vida era su mejor amigo.

Parece que soy la única sin idea de lo que está ocurriendo... — la castaña se acercó a él discretamente y giró su cabeza para mirar su rostro. Solo cuando tuvo la mirada fija en él, se dió cuenta que aquella capucha que llevaba sobre su cabeza ocultaba su color de cabello, su nuevo color de cabello.

La sorpresa en sus ojos no se hizo tardar en mostrar, solo entonces el pelinegro hizo contacto visual con ella para darse cuenta de su sorpresa, resultado en sus labios entre abiertos y sus ojos tan brillantes como un diamante y tan abiertos como dos platos.

El pelinegro sonrió de lado satisfecho por la repentina reacción de la menor, no se había dado cuenta cuando ella comenzó a acercarse cada vez más a él porque había girado su rostro para mirar hacia abajo y regresar su mirada hacia ella una vez más, cuando ya la tenía a menos de tres centímetros de su rostro.

¿Estoy soñando o ese color de cabello te hace ver más atractivo de lo que ya eres? — aquel balbuceo fue escuchado y gradualmente captado por los oídos del mayor el cual reaccionó con una sonrisa amplia de punta a punta, dejando ver sus blancos dientes que se asemejaban a tales perlas que solo podías encontrar en lo más profundo del mar.

Veo que estás progresando, finamente aceptas las cosas como son. — dice el mayor mirando los ojos de la castaña y bajar está hasta sus labios. — Me parece que estás muy cerca.

El aliento caliente del mayor con claro olor a menta, chocó contra los labios de la castaña, logrando sacarla de su trance para luego alejarse por inercia del pelinegro, este desvío su mirada hacia delante inclinando su cuerpo para ver cómo el rubio desaparecía entre la gente porque estaba corriendo hacia otro lado y estaba vez parecía lograr su cometido.

Aquellas chicas que antes estaban determinadas a seguirlo, parecían estar agotando sus energías en un caso claramente perdido. Las chicas se detuvieron para caer de culo en el césped del patio lanzando maldiciones.

La castaña sonrió de lado al ver cómo su mejor amigo había logrado salirse con la suya y si mal no estaba, él estaba de regreso hacia acá.

¡Kyomi!

Tal como lo había predicho, el rubio estaba corriendo hacia la castaña, está se giró ante su llamado y caminó hacia la mitad del camino para recibir a su mejor amigo con los brazos abiertos. El pelinegro frunció el seño cuando se dió cuenta de la acción de esta, la vio abrir sus brazos hacia el rubio que en menos de veinte segundos ya estaba abrazando.

La castaña ríe a carcajadas mientras recibe el cuerpo sudado del rubio, que parece aferrarse a su cuerpo con esmero e igualmente ignorando que el pelinegro está con ellos.

¿Estás cansado, Ni-Ki?

Estoy demasiado agotado, Kyomi, pero lo hice por un bien común. — afirma el rubio alejándose de la menor para ver su rostro.

La castaña lo mira a los ojos y estira una de sus manos hacia el rostro del rubio para comenzar a ordenar algunos cabellos que están pegados en su rostro. Con la manga de su camiseta limpia el sudor del rubio que baja por sus mejillas y su frente.

ⓘ '𝐂𝗎𝗋𝖺𝗆𝖾, 𝐀́𝗆𝖺𝗆𝖾', 𝘀𝘂𝗻𝗴𝗵𝗼𝗼𝗻.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora