las cadenas que nos unen

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— Hermana kikyo, hermana kikyo — le llamo una y otra vez, pero no hubo respuesta por parte de la mayor, no sabía a donde había ido y la noche ya había caído hace un buen rato — en donde estas?

— kaede ven, ya es hora de dormir — aún preocupada por su hermana mayor, se dio la vuelta y regresar con pasos vacilantes — tu hermana es fuerte... No le va a pasar nada — escucho, sabía que era un aliento para subirle el ánimo, pero ni así funcionó.

Abriendo nuevamente sus ojos, pensó que todo era una pesadilla, un mal sueño, pero la cadena que sobre salía de su pecho para conectarse con el otro que estaba sentado con los ojos cerrados supo que no era un sueño, que todo en verdad había pasado

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Abriendo nuevamente sus ojos, pensó que todo era una pesadilla, un mal sueño, pero la cadena que sobre salía de su pecho para conectarse con el otro que estaba sentado con los ojos cerrados supo que no era un sueño, que todo en verdad había pasado.

— se ve que la vida tiene muchas sorpresas — escucho decir a la mujer.

— ¿De que hablas madre? — pregunto sin abrir sus ojos.

— está chica... es igual que aquella niña de hace muchos años — contestó dejando confundida a la sacerdotisa.

— hmp, son tonterías.... eso fue hace muchos siglos — sin querer escuchar más se levantó de su lugar — levántate de una vez, si no quieres que lo haga a la fuerza — ordenó sabiendo que ella ya se había despertado.

— regresa me a mi aldea — demandó levantándose de donde estaba.

El dayoukai sólo ignoró a la demanda de la miko y siguió caminando para irse de ahí, seguido de jacken y el dragón de dos cabezas.

— ya se le pasará — dijo la dama estando a lado de ella — mientras tanto, cuida esto, que puede traerte mucho sufrimiento — mirando a la dayoukai, se sorprendió cuando vio la joya shikon en sus manos.

— *¿En que momento...?*

— se te cayó cuando te volviste a acostar.

La joven miko tomó la perla en sus manos y se fue con el dayoukai que la esperaba para llevarla abajo.

— nos volveremos a ver quería — escucho, sin tomar mucha atención al comentario, dejo que la tomará por su cintura y la llevo a su lugar, pero una sorpresa le llegó cuando bajo.

— demonios? — se pregunto sin poder creerlo.

Hasta donde sabía ella, los demonios jamás se acercaron a la aldea para atacar, ni cuando tuvo la perla de shikon consigo: que había sido un día.

— ¿Qué haces? — pregunto cuando vio que se empezaba a acercar a la aldea.

— debo salvarlos, mi hermana está ahí — contestó, pero se sorprendió cuando él la detuvo — ¿Estás ligado con ellos? — pregunto con sospecha.

— no... pero si algo te sucede yo también sufriré las consecuencias — contestó tomando de su cintura con su estola para luego volar en esa dirección.

el despertarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora