Capítulo 1: Penny

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¿Alguna vez le han preguntado a los de la costa cómo se siente la brisa marina?

Seguro que no. Más de uno viene de esos lugares y no creería necesario preguntarle a alguien más. Pero, si alguno lo ha hecho, sabrá que, incluso entre los habitantes de una misma zona, hay muchas opiniones distintas al respecto.

Algunos hablan de que pueden oler y respirar años y décadas de trabajo, de hombres y mujeres que día tras día trabajan para ganarse la vida con honradez.

Otros son más simples y disfrutan de sentir el picante aire salado, fresco aroma que llena los pulmones y apacigua el más sofocante día.

Otras personas son más de mirar y describen las olas elevarse majestuosamente antes de chocar contra la superficie marina o contra las rocas, causando blanca espuma que desaparece, poco a poco, antes de repetir tan hermoso proceso.

Pero los más viejos tienen una opinión distinta. Para ellos, ese aire que huelen y respiran le trae a la memoria los años y eras donde bravos guerreros navegaron las aguas de todo el mundo, libraron mil batallas y recolectaron más riquezas que los más grandes gobernadores de cualquier tierra. Los tiempos donde se forjaron nombres que hacían temblar a los más peligrosos ejércitos, donde a la vista de una bandera cundía el terror. Cuando solo había capitanes que con solo su presencia tenían enemigos eligiendo la rendición.

La era de la piratería.

La era dorada de los guerreros y ladrones de los mares.

Cuyas hazañas se volvieron historias que se siguieron contando por años y décadas.

Sí. Estoy hablando de hace años. Esta historia empieza en los años donde los piratas aún no resurgían, pero que su espíritu se mantenía aún vivo en los corazones de los más ancianos, y dormido en los de la nueva generación, esperando el momento de despertar. Y bueno, en esos momentos, alguien iba a tener otras preocupaciones.


—¡Abuela! ¡Despierta!


Unas tersas manos de piel clara agarraron el brazo de una anciana mujer, que se había quedado dormida en un sillón, y la sacudieron en un intento de despertarla. La anciana, de cabellos canosos sueltos y un tono de piel casi tan claro como el de quien intentaba despertarla, acabó sacudiendo la cabeza y abrió los ojos.


—¿Eh? ¿Qué ocurre?

—¡Dijiste que hoy seguirías con la historia! ¡Me lo prometiste!


¿Historia? ¡Oh! Claro. Dirigió su vista hacia la enérgica jovencita que aún no dejaba de hablar. Una chica de tez clara y físico delgado. Tenía unos ojos color celeste, que siempre le recordaban el color del mar en los más tranquilos días. Su cabello, de un exótico color rosado, estaba cubierto por un gorro de tela de color azul marino que adornaba con un broche de calavera. El gorro le cubría casi todo el cabello, dejando salir un par de mechones a junto a sus orejas y una corta coleta por la parte trasera. Su cara era algo redondeada, dándole un toque jovial, rozando lo infantil. Era muy bajita para su edad. Metro y medio teniendo ya 18 años. Y ni contar de su... Cuerpo. Tal vez eso también afectó a sus facciones. Cualquiera la confundiría por alguien mucho menor de lo que en realidad era.

 Cualquiera la confundiría por alguien mucho menor de lo que en realidad era

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Brawl Stars: Una Botella en el MarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora