Amistad desconocida

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Ayer hablamos mucho tiempo y tu conversación era muy interesante. Gracias por confiarme tus historias.
Bebimos café y pasamos tiempo juntos y la verdad no quisiera dejar de sentirme pleno contigo.
Hemos sonreído y bromeado demasiado, parece que seremos buenos amigos.
Pero me asusta que ambos nos estudiemos demasiado.
Lo que hoy aprendí sobre ti, mañana no me causará nada. Conocer es una arma de doble filo.
Quizá mañana me parezca cotidiano, por eso me alejo.

Me alejo para que me vuelvas a desconocer y volvamos a sorprendernos cuando entablemos una conversación otra vez.
Cuando te cuente historias nuevas.
Cuando me cuentes historias nuevas.
Cuando nos interesemos en conocernos mutuamente.
Cuando tus ideas sean diferentes y me proporciones un nuevo punto de vista.
Cuando te haya olvidado.

Cuando te haya olvidado tendré deseos de recordarte. O más bien, saber de ti.
Por eso no te entrego todo de mí. Ni te cumplo el deseo de hablarme ni verme todo el tiempo.
Vernos o hablarnos nos llegará a parecer tedioso o cotidiano en algún momento.
Condenados a la costumbre, debemos alejarnos.
Pero nos volveremos a ver con más deseo que la última vez.

Porque cuando te vuelva a ver siempre encontraré algo diferente en ti.
Algún detalle que se me escapó la primera vez.
Y te veré de una forma totalmente diferente que no conocía.
Moldearás mis interpretaciones, como una canción que escuchas muchas veces y la dejas de escuchar. Como cuando lees un libro por segunda o tercera vez.
Es eso lo que busco. Leerte de mil maneras y que me sigas impresionando.




Garabato PoéticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora