|| Horacio ||

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"No necesito"


《 Inspirada en "I don't need your love" de Six.》

> One shot.

>♡ <

Allí se encontraba Horacio, completamente solo en la habitación de la enorme mansión, observando por la ventana la luna que se lucía orgullosa en el cielo, sentado en una silla de madera desgastada, haciendo que destaque por la incongruencia del contraste.

- Eres tan hermoso - sus belfos pronunciaron con total amor, ya que se vió reflejado en el vidrio de dicha ventana.

- Discúlpame por haberte abandonado. - la cabeza de muchacho se inclinó, así observando sus zapatos mal lustrados y su pantalón de terno totalmente arrugado.

- ¿Recuerdas esas veces que hice que bebieras para olvidar? ¡Ja! Tan patético te hice ver ¿Qué dirías de mi ahora? - se preguntó mientras se veía a los ojos, por medio del reflejo que deformaba un tanto su rostro.

- Horacio eres patético, eres todo lo que juraste no ser - negando su cabeza bruscamente agregó - ¿Me entiendes un poco? Dime que sí, dime que sigo con la esencia que admiro de ti - desesperado preguntó a la ventana inerte.

Luego de unos segundos, rió sin gracia.

- Claro que sigues con tu esencia, pobre de ti - negó repetidas veces con su dedo, para luego con brusquedad señalar a su pecho, justo al corazón.

- Este maldito órgano que hace que ames tanto a los tuyos, sacrificandote para su bienestar, algo que no llegarán nunca a sentir, les faltaría vidas para amarse como los amo, como me amo. -

La sonrisa que dedicó a su reflejo era de total arrogancia.

- ¿Me lo vas a negar? Claro que no cariño, claro que no. - terminó con un susurro.

La habitación se quedó en completo silencio.

Por otro lado, la mente de Horacio era un bullicio total, los recuerdos atormentando, de voces que quisiera volver a escuchar, de momentos que quisiera volver a vivir, a sentir, a reír, a llorar.

- La vida es asquerosa conmigo - dijo mientras una lágrima rebelde bajaba por su mejilla, para finalmente retirarla con brusquedad.

- Nunca los olvidaré, porque yo ya había creado un futuro con ustedes, tan egoísta fui - les recriminó a personas que ya no se encontraban con él.

Personas por las cuales perdió la esperanza de seguir, pero cuando ya tenía por quien vivir, el destino se los arrebató.

Arrebató sus sonrisas, sus vidas, sus palabras de alivio, su luz.

- Los extraño, los extraño tanto, llévenme con ustedes - frenando las lágrimas que querían salir tal cascadas - Vuelvan, vuelvan, por favor -

Ya no eran palabras pronunciadas con dureza, ahora eran susurros con miedo de romper a la persona que los escuchaba.

- Sé que me entiendes, conoces muy bien mi condición, sabes que no tengo opinión - sin ánimos de seguirse mirando agregó - Tengo miedo de perderte, no importa como me sienta, es lo que tengo que hacer -

Sus pensamientos eran su peor enemigo, no quien le hizo daño, no quien lo lastimó de manera física y mental, no, era el mismo.

- Nunca tuve elección, nunca tuve las riendas de mi vida, era la sombra de otras personas, perdóname Horacio -

- Solo trataba de sobrevivir - pronunció despacio en un susurro casi inaudible, pero el ambiente cambió, ya que una ira incontrolable subía por su garganta.

- ¡Ojalá poder matar a cada uno de esos malditos! ¡Torturarlos hasta que griten por piedad! -

- ¡Ojalá poder salir a la calle sin miedo de que me reconozcan! ¡Ojalá librarme de esta vida! -

- ¡Ojalá ser ese civil que le importa poco su vida! ¡Ojalá gritarles a los altos mandos que son nada sin mi! -

- ¡Ojalá dejar de amar a los míos! ¡ojalá levantar mi voz por justicia! -

- ¡Ojalá sentirme protagonista de mi historia! - gritó como frase final, provocando un eco en la mansión.

Después de varios minutos, en donde su garganta resentía el esfuerzo hecho, murmuró con voz ronca y con su palpitar descontrolado.

- Pero soy solo un juguete, que no puede disfrutar algo nuevo -

- Como si fuera fácil renunciar a los que amo para vivir, para ser libre - Con desgana, señaló su pecho - Para cuidar de mi -

- No necesito amor de quien amo, ya no necesito su amor -

Horacio sentía un ardor en su pecho, sentía cada palabra como si fuera una puñalada a su dañado corazón.

- Ya no los siento a mi lado, así que puedo seguir, puedo seguir porque me tengo -

Las lágrimas fueron incontrolables al momento de pronunciar esas palabras, solo intenta creerse aquello, solo necesita creer lo último pronunciado.

- Aunque me duela, esto es un adiós, todo el amor lo reservaré para mi mismo -

Sonrío nostálgico en medio de las lágrimas, recordando lo que amaba.

- Yo diseñaba mi vestimenta, creé vestidos, camisas y pantalones. Luché en silencio por mi sexualidad, intentando gritar a los cuatro vientos, que estaba bien como te veías, no importa si cumplias un estándar, estaba bien si te sentías bien -

Secándose las lágrimas con el borde de su chaqueta, agregó - ¿Lo recuerdas pequeño Horacio? ¿Recuerdas que yo también fui ese joven que ahora se esconde? -

- Tristemente ahora ya no puedo decirlo ¿Por qué Horacio? - con ojos totalmente irritados se miró y preguntó a su reflejo - Desapareces en mis recuerdos, desapareces en todo -

- Perdóname por no luchar más, pero conoces que solo nunca tuvimos elección -

Se levantó a mirarse al espejo, con la iluminación tenue de la luna, ya que ninguna luz estaba encendida en dicha casa, pero quería ver su rostro cuando pronunciara esas palabras, sin embargo, no reconocía al hombre que observaba.

La chaqueta del traje negro; destacaba los hombros, la camisa arrugada con dos botones abiertos; hacía lucir su piel caramelo, junto a la corbata suelta; a punto de caer del cuello.

Negándose a su reflejo, pronunció despacio.

- He tenido suficiente -

Alzando su dedo meñique, sin despegar la mirada de los ojos reflejados, prometió.

- Recuperaremos el control, recuperaremos la libertad que nos arrebatarón, esperaremos lo que sea necesario -

Con una sonrisa resplandeciente, agregó.

- No importa si muero en el intento, lucharé por ti Horacio -

Canciones que cuentan historias || Horacio Pérez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora