|| Horacio x Gustabo ||

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"Darling"

《 Inspirado en "Perfect" de Ed Sheeran. 》

> One shot.

~~♡~~

Horacio se encontraba arreglando el pequeño picnic que había formado con tanto cariño para Gustabo, este no tardaría en llegar y quería de una vez declararse al amor de su vida.

Ambos eran unos niños cuando todo empezó, al contrario del rubio el de cresta sabía lo que su corazón anhelaba desde un inicio, aún cuando eran demasiado ingenuos para conocer lo que es amor.

Como olvidaría las veces que ambos se defendían afrontando la vida de manera valiente y llenos de miedo, aun cuando sus manos temblaban al estar sujetas entre sí.

El moreno sonrió con nostalgia y comprobó por milésima vez el bolsillo en donde se encontraba el anillo que usaría para cerrar su pacto.

Entró a su casa; la que con tanto esfuerzo había obtenido, y recogió la canasta que tenía para la comida de esa noche, todo era alimentos verdes y frutas, no quería admitir que odiaba aquella comida, pero la sonrisa que le dedicaba Gustabo era suficiente para comer con alegría.

Se sentó en el pasto, a un lado de sus preparativos, miró por los ventanales de su hogar como el día se iba escondiendo y con curiosidad observó el cielo, admirandose de lo bello que yacía esa tarde, alegrando aún más el corazón que bombeaba nervioso.

Pensó en poner la comida en sus lugares, pero prefirió tumbarse a observar como la luz desaparecía. Allí olvidó el tiempo presente, para perderse en las anécdotas que vivió con su alma gemela.

Las risas, sonrisas, lloros y enfados eran comunes, lo cual hizo que fortalecieran su confianza y establenciendo una regla silenciosa: nunca se dejarían ir si algo no estaba totalmente arreglado, no ocurriría nuevamente lo de sus pasados desastrosos.

Era una tarde completamente hermosa, el sol cegaba a los transeúntes y todos estaban con pocas prendas en su cuerpo, un ejemplo era Horacio, quien lucía un hermoso croptop rosa lleno de flores y un pequeño pantalón blanco que se ajustaba a sus muslos.

Gustabo lo observó de lejos, atragantandose con su propia saliva, no pudo descifrar si el sonrojo en sus mejillas era por el calor o por su mejor amigo, el cual estaba sentado en una banca de aquel parque que siempre solían acudir.

Armandose de valor caminó a un lado del de cresta, al inicio estaban hablando tranquilamente, pero el tema se torció y terminaron peleados por la terquedad de ambos.

–Cuando dejes de ser tan cabezota me hablas Horacio.

–Pues vete a la mierda.

El rubio miró los ojos contrarios herido por las palabras y su corazón se estrujó al ver las lágrimas en aquellos orbes que tanto amaba. Se dió la vuelta rápidamente y corrió, sin darse cuenta que la luz estaba en verde y el auto no alcanzó a frenar.

Para el de cresta ese día fue el peor de su vida, por ese accidente se hicieron más consientes de los sentimientos de ambos.

Su relación lleva más de 4 años, orgullosos de pertenecer juntos se presumían con todos.

A cualquier nuevo lugar que llegaban era lleno de risas y sonrojos de parte de Horacio, ya que su novio solía presentarlo como si fuera una celebridad, junto al hermoso y sincero brillo de los ojos azules, siendo suficiente para que su corazón galopara.

Su cuerpo saltó de su lugar al sentir como alguien se sentaba a su lado, sin embargo, no lo volteó a mirar.

–Hola bebé.

Canciones que cuentan historias || Horacio Pérez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora